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ENSAYO SOBRE LA CULTURA

José Luis Herrera Arce

Representantes

La democracia parte de la elección de los representantes; lo que yo no alcanzo a entender, es el cómo nos representan. Nunca piden la opinión de que determinación se debe de tomar en cada una de las decisiones que se hacen. Estoy de acuerdo de que eso es imposible, no se podría gobernar si acaso se hiciera. De todos modos, a veces queda un mal sabor de boca en ciertas decisiones con las cuales no se puede concordar, por ejemplo, la anuencia del excesivo endeudamiento de todos los estados que han tenido este problema, o el que se permita investigar ciertas irregularidades, que el hecho de investigar no implica condenar a nadie.

La democracia es imperfecta, pero para mi gusto personal, es lo mejor con que nos hemos encontrado. Los sistemas fracasan cuando aquellas personas que se eligen para hacerlas funcionar no cumplen con sus obligaciones, o cuando los puestos te sitúan en niveles sociales y económicos a los que no puedes acceder de otra manera. Si ser diputado te significa un excelente sueldo, que no tendrías ejerciendo cualquier otro tipo de chamba para el que estés capacitado, entonces no querrás abandonar el "hueso" y pensarás primero en tu conveniencia antes que en la de tus representados. Eso pienso es lo que ha sucedido, por ello las decisiones tomadas no concuerdan con lo que la lógica aconseja.

En los últimos tiempos, hemos vivido la corrupción en todos los niveles de la sociedad. Nunca se había sabido de seis o siete gobernadores en problemas por haberse aprovechado de su puesto para enriquecerse. Y de ahí para abajo podemos pensar que hay muchos que se aprovechan, mientras que los problemas nacionales no encuentran su solución. ¿Dónde están los candados que debieran de existir para que eso no pase? Los encargados de ponerlos son los mismos que se aprovechan del puesto para medrar. Sabremos que no habrán de ponerlo, o si cierran una puerta, ya abrirán otras. La confianza se ha perdido.

La presión social es la que los hace actuar; en nuestro medio, falta. Nos hemos ido aislando en nuestras pequeñas seguridades y de eso se han valido los políticos para actuar a sus anchas.

Todo está relacionado, si la iniciativa privada puede ganar más aliándose con quien le puede dar contratos, no protestará ni hará presión. No le conviene. Si el ciudadano común y corriente prefiere su comodidad, también permanecerá callado. Todo es una cadena que permite sucedan las cosas como han sucedido; mas si no cambiamos, corremos el riesgo de seguir perdiendo lo obtenido.

Y digo seguir perdiendo porque ya hemos perdido mucho. Nuestro centro comercial que antes era orgullo, ahora da lástima. Nuestra iniciativa para vencer al desierto ha pasado a segundo lugar. Nuestro orgullo para con la ciudad ya no aflora como antes. Nos hemos vuelto dependientes de lo que nos llegue de fuera y ni siquiera nos enteramos de los valores que siguen surgiendo en la región, a pesar de todo.

Nuestros políticos han descubierto que la demagogia puede suplantar la realidad. Con discursos y comerciales presentan lo conveniente, y no dejan ver aquello que les afecta. Nos pintan las cosas con su color preferido e imputan, al contrario, pecados para que los propios no sean vistos.

La corrupción cabalga al lado de la demagogia; el ciudadano aprovecha las situaciones que se le ofrecen para sacar sus propias ganancias. Disfruta de las pequeñas limosnas que se dan según convenga, sin saber cuándo se tiene derecho de ellos o no.

En fin, que vivimos hoy momentos difíciles y lo serán más en tiempos futuros por las decisiones que se han tomado en el país vecino. La corrupción nos ha dividido y de esta manera es imposible enfrentar cualquier problema.

Cada quien debe de tomar conciencia de sus responsabilidades. Si fuera posible hacer que quienes nos representan vuelven a nuestra realidad económica; o sea, que ganen lo que gana la mayoría de los ciudadanos, un paso se diera.

Es pedirle peras al olmo. Cómo podemos hacer que la democracia funcione. Es tiempo de poner a trabajar la creatividad. Una cosa es segura, quienes disfrutan de las bondades del sistema no harán nada para remediar la situación. El ciudadano es quien tiene la palabra.

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