TRONADOS EN MATEMÁTICAS, LECTURA Y CIENCIA
¿Dónde están los frutos de la reforma educativa? ¿De todas las que se han hecho en los últimos cincuenta años? En el ridículo que vamos a hacer en las contiendas internacionales de conocimiento, a pesar de todo el dinero que se invierte, según dicen, en educación, fomento a la lectura, becas y programas nacionales de investigadores, creadores y demás chinches. Seguimos siendo un pueblo de analfabetas prácticos, no leemos, batallamos con las matemáticas y mucho menos tenemos vocación para la investigación.
Se lee la información que los jóvenes tienen en sus celulares inteligentes que hoy permanecen conectados las 24 horas al internet. La comunicación interpersonal se suple con la comunicación a través de la tecnología. El mundo cotidiano nos aburre y escapamos de él por medio de las redes sociales. Es una manera de permanecer incomunicados, rodeados de música, diálogos con amigos cibernéticos, desconectados de la realidad.
La lectura ha pasado a segundo término porque ahora la comunicación se vuelve audiovisual. Desde los cuarenta y cincuenta del siglo pasado, se sabe eso y se investiga intentando crear programas de recepción de los medios (Tadei, Himmelweith). También, se ha medido su impacto cultural en pro y en contra (apocalípticos e integrados). La función de las mediaciones, los usos y gratificaciones y múltiples teorías más que advierten sobre los grandes cambios que implica hablar del tema comunicación de masas. Medios, como la televisión, han sido subutilizados para fines comerciales y el liberalismo los ha dejado hacer y pasar sin importarle los resultados catastróficos en la cultura nacional. ¿Por qué habríamos de leer si es más fácil ver y escuchar? La lectura nos hace pensar; los audiovisuales nos hacen sentir; este fenómeno también nos puede dar explicación de por qué andamos mal en matemáticas, en ellas son necesaria la abstracción y la imaginación (una desigualdad puede representar una parabólica).
La facilidad con que se cursa el sistema para llegar al título universitario y tal vez a la maestría y al doctorado, ha influido en la falta de esfuerzo que el muchacho hace para aprender. Ya no memoriza, tampoco entiende y mucho menos indaga sus grandes lagunas mentales aunque tenga acceso constante al internet, el disco duro externo de los estudiantes actuales.
Su hijo universitario, ¿ha formado biblioteca? A lo que me refiero es si ha necesitado comprar algunos libros para pasar sus cursos. Me han de decir que ahora todo está digitalizado. ¿Lee lo digitalizado? Platique con él, sin celular de por medio y a ver si es cierto si tiene más cultura que usted.
Muchos maestros tampoco tienen bibliotecas más allá de los libros de texto que manejan. La curiosidad intelectual ha dejado de ser un pasatiempo delicioso para aquellos que se dedican a la cátedra. Hay títulos sin profesionistas, porque ahora se va a la escuela a obtener un título y no a saber. Lejos está el mundo idílico de Cervantes de Salazar con respeto a la universidad pontificia y su cátedra de latín.
La corrupción somos todos. ¿Cómo es que abundando tantas universidades en nuestra región, no tengamos las herramientas para resolver de fondo nuestros problemas sociales? Si se investiga, debiera de tenerse; o por lo menos, tener más hipótesis planteadas de lo que debiera hacerse. Lo cierto es que las escuelas han resultado ser buenos negocios, donde se ofrecen títulos sin mucho esfuerzo.
Me sigo aferrando en no creer en las reformas. En los cuarenta, lo alumnos de primaria sabían. Hoy, no saben los de la universidad ni les interesa. Entran en ella sin poder definir los tres complementos del verbo, o cuáles son los usos de la coma, por lo tanto, sin saber estructurar un texto.
Sigamos fomentando la lectura, no la de superación personal que lo que menos tiene es de superación, sino la de elevación humana. Vamos a encontrarnos con nuestra cultura (desde Payno y Prieto hasta Volpi, claro, pasando por Vasconcelos, Velarde, Novo, Pellicer, Paz, Fuentes, José Agustín y demás: Reyes, Cossio Villegas, toda la crónica de la conquista, nuestra Sor Juana). Vamos a aprender a pensar (desde Tales de Mileto hasta Adorno o Benjamín). A interesarnos por la cultura mundial, de todas las búsquedas del hombre que lo han llevado a toparse con los hoyos negros y con la física cuántica, la entropía y todo lo demás.
Hay mucho por saber y no sabemos nada. Nos comportamos como si lo supiéramos. Nuestro mundo se cae, debemos reconstruirlo, reconstruirlo.