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ENSAYO SOBRE LA CULTURA

José Luis Herrera Arce

NUESTRO PROPIO CONOCIMIENTO

Nos hemos convertido en especialistas de las áreas que manejamos y nos olvidamos de ser algo más que personas que trabajan para subsistir o llenarse de satisfactores materiales sin lograr, a fin de cuentas, la felicidad. La educación la hemos convertido en algo muy pragmático y en ello estriban muchos de los problemas sociales y morales que hemos sufrido en los últimos tiempos. Reducido el ser al tener, a la idea imbécil del triunfo material, los jóvenes se han abocado a realizarlo de la manera más fácil posible, puesto que también ha pasado a la historia el esfuerzo.

Ni siquiera nos preguntamos sobre lo que somos. El inmediatismo nos hace olvidar la historia, y en ella encontramos todos aquellos elementos que han ido conformando nuestra cultura, convirtiéndose en el gran programa que produce los valores buscados para conseguir la felicidad.

Nos han enseñado a ser consumidores sin saber la razón última de tanto consumo. Hoy, lo que se consume son los mensajes en las redes sociales como una manera de huir de la realidad próxima. Nos envolvemos de música como si fuera una cápsula particular, o un vientre materno protector. Pensamos tener ocupada nuestra inteligencia cuando nada más la adormecemos con el último chiste o chisme de las redes, con las noticias o los rumores que poco nos interesa verificar. "Aquí dice" y con eso nos defendemos, pero es lo mismo que se expresa cuando algunos se refieren a pasajes de la biblia que muchas veces se sacan del contexto para decir lo contrario a lo que en realidad quieren decir. El "ahí dice" es la invitación a no pensar.

Soy hombre, de aquí empiezo, la inteligencia de este hombre, hablando en términos generales, lo ha hecho preguntarse desde el principio del mundo. A través de sus respuestas, ha construido un acervo de conocimiento que lo han llevado a conocerse, primero, y a conocer a la naturaleza, e ir más allá de lo inmediato para esclarecer los acertijos de lo lejano. Hoy se sabe de muchas cosas del universo que a simple vista no se ven: que se expande, de los hoyos negros y muchas otras cosas que supone confiado en su inteligencia.

Desde el principio ha intentado dominar a la naturaleza para sacarle beneficios. Ha cambiado su manera de vivir radicalmente. Ha sabido fabricar instrumentos para llevar una vida de mejor calidad. Ha combatido a las enfermedades, ha construido y ha destruido; nunca se ha conformado con estar estático.

La generación de cultura es un gran movimiento. Lo mexicano es la acumulación de muchos procesos históricos: olmecas, teotihuacanos, toltecas, aztecas, mixtecas, zapotecas, mayas, chichimecas, son algunos de nuestros antecedentes de la parte indígena. Construcciones, como la de Teotihuacán, demuestran los profundos conocimientos astrológicos que estas culturas tenían por sus necesidades de sobrevivir a través de la agricultura. Son pueblos que hicieron la guerra como todos los demás pueblos y poseían dioses que se lo demandaban y por esos dioses lograron desarrollar las obras que ahora nos pasman.

Por la parte española, heredamos lo europeo que significa: Grecia, Roma, los visigodos, los musulmanes, los judíos, el catolicismo, el fundamento de las leyes que nos gobiernan y muchos lineamientos de orden moral y estético que nos rigen. A través de esta cultura, nos llegan influencias de otras anteriores como la egipcia, la macedónica o las sajonas.

Del Oriente recibimos la influencia por el Pacífico. La Nao de China no solamente nos trajo comercio.

José Vasconcelos nos catalogaba como la cultura cósmica que dentro de sí guarda todas las demás culturas. ¿Y de qué nos sirve ser el hombre cósmico si andamos tan divertidos con los celulares viendo como el perrito juega con la bola o el niño hace sus niñerías?

El conocernos es una aventura cotidiana. Si lo hiciésemos, sabríamos que el paraíso nos rodea y es hoy cuando poseemos los sentidos para disfrutarlo, pero no solamente los sentidos, sino también la inteligencia, los que han sabido usarla nos han legado la herencia del conocimiento y esa es la herencia que despreciamos. Es también en la tierra donde se construyen las grandes obras. No podemos negar que una de las características del hombre es hacer.

Se nos han dado los talentos y nos han de preguntar qué hicimos con ellos.

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