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MIGUEL FRANCISCO CRESPO ALVARADO

Complejo no es sinónimo perfecto de difícil. Asociamos la complejidad con la dificultad, porque suele ser más fácil atender asuntos "simples", es decir, en los que intervienen pocos elementos o factores; que aquellos en los que, una multiplicidad de componentes, toman parte. Los problemas de México son complejos, entonces, porque están conformados por una gran cantidad de elementos que es necesario comprender para poder atenderlos. La dificultad radica en que no se nos enseña nunca a lidiar con la complejidad.

Cada uno de nosotros ve una parte del problema, los muy avezados, logran incluso apreciar varios fragmentos a la vez; pero nadie puede presumir de observar las problemáticas en su dimensión total y así, resulta sumamente difícil salir adelante, porque, lo que en todo caso hacemos, es colocar parches mal pegados al pedazo del todo que tenemos ante nosotros, sin poner bajo consideración las repercusiones negativas que estamos ocasionando en otros sectores de la totalidad.

Los últimos gobiernos federales, por ejemplo, han presumido el haber mantenido inflaciones de menos de un dígito. Pero lo que para unos es un logro, para otros ha significado una situación de catástrofe económica. La razón fundamental es que la inflación se ha mantenido baja, entre otras razones, porque la mayoría de los ciudadanos no tiene poder de compra y, si no hay demanda, porque no hay con qué demandar, los precios tienden a mantenerse bajos.

Las pocas ventas internas para las empresas mexicanas, las han obligado a bajar sus costos incluyendo los sueldos. La dramática precarización salarial en México, significa que la gente tiene menos poder de compra. El círculo vicioso se cierra, con el engañoso espejismo de que la inflación está controlada. Los sueldos deberían responder a la productividad, pero la inflación también. Es decir que los precios tendrían que mantenerse controlados, no por falta de demanda, sino porque la oferta es suficiente para satisfacer elevadas demandas.

Hoy se culpa a China y al petróleo por la situación que atraviesa el país. Se nos olvida que el poder adquisitivo de los mexicanos fue prácticamente borrado. Que el mercado interno es lo suficientemente grande como para sostenernos estables ante los vendavales de la economía internacional. Pero es un mercado deprimido porque no tiene con qué salir a comprar. Aunque esto que estoy afirmando también tiene sus limitaciones.

Hay una porción de la sociedad con un alto poder de compra, que aunque no en todos los casos, en su mayoría, es producto de la corrupción, de la ilegalidad en todas sus formas. Ésos tienen mucha vela en este entierro que estamos presenciando: el de la economía mexicana.

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