Con diferencia de una semana exactamente se suscitaron dos hechos de suma trascendencia que muestran en toda su dimensión la realidad del aparato de justicia, el estado de derecho y la rendición de cuentas en México, tres aspectos de la vida pública nacional que han sido cuestionados en los últimos meses dentro y fuera del país.
En primer lugar, está el caso de la tercera captura de Joaquín Guzmán Loera, líder del cártel de Sinaloa y considerado el narcotraficante más peligroso del mundo. Del momento de congratulaciones de las primeras horas por un acción que iba ocurrir tarde o temprano, se ha transitado a un estado de incertidumbre y hastío ocasionado por los vacíos de información oficial y el ruido que genera el cúmulo de aspectos superficiales de la historia.
La estridencia ha acaparado la opinión pública frente a un manejo por demás deficiente de la comunicación oficial que ha privilegiado los mensajes propagandísticos sobre la información de valor. Pero también, las debilidades del aparato de procuración e impartición de justicia así como del sistema penitenciario, persisten. La recaptura del “Chapo” por sí sola no resuelve este problema.
El segundo caso es la detención en España del exgobernador de Coahuila y expresidente nacional del PRI, Humberto Moreira Valdés, quien hoy se encuentra en prisión acusado de los delitos de lavado de dinero, malversación de recursos públicos, cohecho y organización criminal, a partir de una investigación iniciada por la Fiscalía Anticorrupción a petición de las autoridades de Estados Unidos.
La detención del político coahuilense representa un golpe al gobierno mexicano en su conjunto ya que mientras en el extranjero han ido surgiendo pruebas y ya se ha procedido contra cuatro personas, incluyendo el exgobernador, en México no existen avances en las denuncias presentadas por enriquecimiento ilícito y contratación ilegal de créditos, aunque en el primer caso la PGR dijo no tener pruebas contra el exmandatario estatal.
Tanto la detención en México de El Chapo como la de Humberto Moreira en España ponen en relieve, de distinta manera, las taras que aún enfrenta la República para transitar a un régimen de verdadero estado derecho, en donde la eficiencia en la impartición de justicia y la rendición de cuentas sea la norma y no la excepción.
