Foto: Archivo Siglo Nuevo
La lucha por una mejor salud, que ha emprendido la comunidad médica desde hace décadas, se ha apoyado cada vez más en la creación de nuevas sustancias capaces de mejorar la salud desde adentro, los tratamientos invasivos y dolorosos poco a poco quedan en el pasado, y la meta es poder solucionar cada vez más padecimientos con alguna píldora.
De entre todos los males de salud que aquejan al ser humano sin duda destaca el temible colesterol; casi siempre sus niveles altos se asocian con la llamada aterosclerosis, un padecimiento que se deriva de forma directa de malos hábitos como el tabaquismo, el alcoholismo, la mala alimentación, la vida sedentaria e incluso abuso de drogas.
La aterosclerosis y sus complicaciones se ha convertido en la primera causa de muerte natural entre adultos mayores de 20 años según datos de la Secretaría de Salud en México, se define como un proceso en el que las arterias sufren pequeñas lesiones que eventualmente se cubren con grasas, monocitos y diversas células, con el paso del tiempo la zona se va endureciendo y se tienden a formar coágulos que pueden provocar desde dolores en el corazón y la muerte instantánea en el peor de los casos.
SOLUCIÓN DE DOBLE FILO
El panorama desolador de víctimas de aterosclerosis en todo el mundo llevó entonces a la comunidad científica a desarrollar alguna herramienta para dar la batalla, el objetivo primordial era el control efectivo del colesterol, así nacieron las estatinas, drogas que en apariencia se presenta como una solución definitiva.
Las pruebas con las estatinas indicaban que se trataba de sustancias totalmente capaces de bajar los niveles de colesterol de lipoproteínas de baja densidad (LPD), conocido también como “colesterol malo” y que se manifiesta siempre en casos de aterosclerosis, los pacientes desarrollaban una mejor calidad de vida y no parecía haber consecuencias significativas.
La comunidad médica internacional tenía ya para 2010 una luz verde para prescribir recetas de estatinas, que junto con una alimentación adecuada y actividad física regular eran la clave para bajar la mortalidad de personas a causa de los niveles altos de colesterol, todo parecía marchar de manera correcta.
Sin embargo, la expectativa positiva se frenó de golpe para mediados del año siguiente, una oleada de reportes negativos relacionados al uso de estatinas y sus derivados pronto llegó hasta los salones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y las instituciones de salud de todo el mundo; miles de personas habían resultado afectadas en órganos como el hígado y los riñones luego de someterse a tratamientos con estatinas, además de que se manifestaban consecuencias negativas en el trabajo de agilidad mental y la memoria.
Tales quejas fueron investigadas de manera profunda por la comunidad médica, algunas compañías incluso exigían el retiro de los medicamentos por su “alto riesgo de efectos secundarios”, sin embargo, más tarde fue la Administración de Alimentos y Drogas de Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés) la que puso las cartas sobre la mesa y dio un informe definitivo sobre lo que eran en realidad tales efectos secundarios.
Hasta antes de los reportes en contra, las distribuidoras de estatinas solamente se encontraban obligadas a colocar advertencias menores en las etiquetas de los envases. Luego de las revisiones, la FDA determinó que se incluyeran advertencias sobre potenciales efectos secundarios cognitivos, generalmente reversibles y leves, así como reportes de un nivel más alto de glucosa en la sangre.
Después de tal reconocimiento, los médicos deberán de realizar pruebas de enzimas en el hígado antes de determinar si es apropiado recetar estatinas, además tendrán que tener en cuenta los casos de pacientes que ya están usando otros medicamentos, esto con el objetivo de evitar la mayor cantidad de efectos secundarios posible.
La propia FDA entonces determinó en un comunicado que se sigue considerando que los beneficios cardiovasculares de las estatinas superan el incremento de estos pequeños riesgos.
Las autoridades ahora reconocen diversas variaciones relativamente seguras de las estatinas, como son la atorvastatina, fluvastatina, lovastatina, pitavastatina, provastatina, rosuvastatina y simvastatina, aunque dependiendo del caso se pueden recetar además combinaciones o dosis prolongadas (todas las anteriores deben de se revisadas de forma detallada por el especialista).
Un aspecto importante a recordar es que hasta 2012 las dosis regulares de estatinas eran de 40 miligramos, aunque se registraron los efectos secundarios y ninguno fue de alcances mortales, se decidió que en adelante las dosis fuera de un máximo de 20 miligramos, esto para permitir un margen de maniobra más seguro.
SÓLO PARA CASOS ESPECIALES
Cabe señalar que las estatinas son alternativas especiales para quienes cuentan con un estado de salud muy específico, es decir, para quienes necesiten de una baja de colesterol en el corto plazo y que además no cuenten con daños anteriores en sus órganos, será finalmente el médico el que decida si es conveniente utilizarlas como única herramienta o si son combinada con algún otro medicamento o tratamiento.
Generalmente, quienes tienen riesgo de sufrir infarto al miocardio, infarto cerebral y angina de pecho inestable serán candidatos naturales para tomar dosis de este medicamento.
Solamente un especialista en temas cardiovasculares podrá realizar la prescripción de las estatinas, ningún nutriólogo o preparador físico podrá de recomendar su utilización, aunque sí podrán recomendar algunos cambios en la alimentación y jornada física para hacer más efectivas las reducciones en el nivel de colesterol.
De hecho son los propios médicos quienes anticipan una correcta dieta, eliminar el sedentarismo y controlar las adicciones como medida inicial para bajar el colesterol, pues el uso de las estatinas, a pesar de su efectividad, es limitada a ciertos períodos y dependiendo de los pacientes.
El uso de estatinas o sus variaciones sin un cambio de vida adecuado puede suponer un riesgo incluso aún mayor para la salud de los pacientes, por lo que la recomendación primordial es tomar en cuenta que la lucha contra el colesterol debe de ser integral y desde varios frentes.
A pesar de los avances médicos, no existe aún alguna fórmula mágica o milagrosa para eliminar por completo el aumento sostenido del colesterol sin cambiar el estilo de vida, la solución definitiva pasará entonces por ser responsables de la propia salud y apostar a la prevención de enfermedades.
Twitter: @betoiturria