La disfunción eréctil o impotencia sexual masculina, es la incapacidad persistente para conseguir o mantener una erección que permita una relación sexual satisfactoria. La disfunción eréctil es una enfermedad frecuente que si no se trata, puede llegar a afectar a las relaciones con la pareja, la familia, el entorno laboral y social; aparece con mayor frecuencia en hombres de más de 40 años. Entre los 40 y los 70 años, se ha comprobado que 30 de cada 100 hombres sufren algún tipo de impotencia, que puede ser más o menos severa.
Síntomas: El principal síntoma de la disfunción eréctil es un cambio en la calidad de la erección, tanto en términos de rigidez, como en la capacidad de mantener una erección. Si la impotencia se origina por causas físicas, uno de los principales indicadores de ésta es la falta de erección matutina. En cambio, si se origina por causas psicológicas, la impotencia suele producirse durante un período de tiempo concreto (mientras dure la situación de estrés, por ejemplo). Si persiste durante más de tres meses el paciente deberá buscar asesoría médica especializada.
La impotencia o disfunción eréctil puede originarse por:
Diabetes: Hasta un 35-75% de los diabéticos pueden llegar a padecer este problema en algún momento de la enfermedad.
Hipertensión: Hasta un 25-30% de los varones que padecen hipertensión, manifiestan trastornos en la respuesta sexual, siendo el problema más frecuente la disfunción eréctil.
Tabaco y alcohol: El tabaco y el consumo excesivo de alcohol son dos hábitos nocivos que tienen efectos muy negativos sobre la función eréctil.
Problemas de corazón: Entre un 38-78% de los varones afectados por infarto de miocardio presenta problemas de erección. La principal causa física de disfunción eréctil en los pacientes con problemas de corazón, es la aterosclerosis.
Enfermedades crónicas: Hipertensión arterial, diabetes, enfermedades cardiovasculares, aumento del colesterol, insuficiencia hepática y renal, depresión y trastornos psicóticos.
Depresión: La probabilidad de que se produzca algún grado de disfunción eréctil en el hombre deprimido, oscila entre el 60 % y el 90 %, dependiendo de la gravedad de la depresión.
Factores psicológicos: Se estima que de un 20 % a un 30 % de las disfunciones eréctiles tienen un origen psicológico.
Trastornos emocionales: La ansiedad, el estrés, el exceso de trabajo o preocupaciones, son causas frecuentes de disfunción eréctil.
Fármacos y otros factores: Medicamentos que se utilizan para tratar la hipertensión arterial, el exceso de colesterol, la depresión, el insomnio, la úlcera gástrica, fármacos para el tratamiento del cáncer o la radioterapia y el consumo de drogas de abuso.
Trastorno hormonal: En la mayoría de las causas endocrinas, el descenso de los niveles de testosterona en sangre es el principal factor. Un exceso de otras hormonas como la prolactina, el cortisol o las hormonas tiroideas entre otras, puede provocar también el descenso de las hormonas sexuales masculinas.
Cirugía y traumatismos: Intervenciones quirúrgicas del área pélvica como las que se realizan por cáncer de próstata, vejiga o recto. Traumatismos de la columna vertebral, craneales o fractura de pelvis.
Cirugía prostática: Se calcula que entre un 24% y un 68% de los varones sometidos a este tipo de procedimiento quirúrgico desarrolla disfunción eréctil.
Diagnóstico: En la valoración médica general, además de elaborar un buen historial clínico, se debe incluir una historia sobre ingesta de fármacos, alcohol, tabaquismo, diabetes, hipertensión y ateroesclerosis; realizar una exploración de los genitales externos y una valoración de los signos de enfermedades vasculares, hormonales o neurológicas y psicológicas. Además se deben de valorar los niveles hormonales y realizar estudios como un eco Doppler, índices vasculares, y prueba de tumescencia nocturna del pene.
Tratamientos: Muchos médicos sugieren que la elección de los tratamientos contra la impotencia o disfunción eréctil que han de seguirse debería ir de menos a más invasivo. Primero, el tratamiento de la etiología de la disfunción eréctil, luego el abandono de drogas; psicoterapia y modificación de comportamientos; luego, aparatos de vacío o fármacos; y, por último, cirugía. Según las pautas de la Sociedad Americana de Urología, los inhibidores de la fosfodiesterasa oral tipo 5 (tadalafilo, vardenafilo, sildenafilo y avanafilo) son la terapia en una primera línea.
*Toxicólogo y Endocrinólogo de la Reproducción. Profesor de Fisiología y Jefe del Centro de Investigación Biomédica de la Facultad de Medicina de Torreón, UA de C.