Las infecciones intrahospitalarias se presentan en un 5 a 10 % de pacientes que se internan en el hospital, el desarrollo de las mismas está en función a: la edad, siendo más frecuentes en los extremos de la vida; ya que las personas inmunodeprimidas (por diversas causas) son los más susceptibles.
Se denomina infección intrahospitalaria o nosocomial, a la infección contraída por pacientes ingresados en un recinto de atención a la salud. Según la OMS, estarían incluidas las infecciones que no se habían manifestado ni estaban en período de incubación, es decir, se adquieren durante su estancia y no son la causa del ingreso; también entrarían en esta categoría las infecciones que contraen los trabajadores del centro debido a su ocupación o exposición.
Otras expresiones similares son: contagio hospitalario, infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria, efectos adversos ligados a la hospitalización, infección por gérmenes resistentes, debido muchas veces a la mala información del personal sobre técnicas de aislamiento y medidas de protección para ambas partes (paciente y profesional de salud) o infección oportunista.
En sentido general, el contagio hospitalario es la adquisición o propagación de una enfermedad por insuficiente esterilización o falta de antisepsia, poniendo en contacto de manera involuntaria, microorganismos patógenos con personas, dentro de una instalación hospitalaria, o centro de salud.
La admisión en unidad de cuidados intensivos de un paciente con signos clínicos de infección puede estar relacionada con tres diferentes situaciones: Infección adquirida en la comunidad y con clínica en el momento de admisión del paciente en la unidad; infección adquirida en el hospital (en otro hospital o en salas de hospitalización) e infección adquirida en Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), sin estar manifiesta clínicamente en el momento del ingreso del paciente en la UCI. Pueden haber pasado diferentes períodos de tiempo 48, 72, 96 e incluso 120 horas.
El impacto de la infección hospitalaria está muy estudiado, gracias a informes estadísticos en pacientes graves, en especial los que ingresan en la UCI, ya que son uno de los lugares de contagio más habituales, al estar estos enfermos con su sistema inmunológico especialmente debilitado por el padecimiento que les hace ingresar, así como la naturaleza invasiva de los procedimientos médicos utilizados en este ámbito de la atención.
Las infecciones intrahospitalarias están condicionadas por tres factores: el agente etiológico, la transmisión y el huésped. Por parte del individuo, la evolución del proceso infeccioso está determinada por la resistencia, el estado nutricional, el estrés, la edad, el sexo, días de internación y la patología de base a la cual se debe su internación. Mientras que por parte del agente influyen características como la inefectividad, y la virulencia.
Los gérmenes asociados a infecciones intrahospitalarias pueden proceder de fuentes exógenas o endógenas. Los asociados a fuentes endógenas se presentan en la flora normal del paciente, como en el caso del tracto intestinal. La contaminación exógena es causada por el movimiento de microorganismos desde fuentes externas, como la flora normal residente en las manos y la piel del personal de la salud, el instrumental biomédico contaminado y el medio ambiente hospitalario.
El tratamiento de las infecciones intrahospitalarias se hace en base a diferentes aspectos. En primera instancia la identificación del microorganismo causante de la infección, identificado el agente etiológico causante de la infección se procede a determinar la sensibilidad del mismo a determinado antibiótico mediante el anti-biograma, este paso es imprescindible y sin el mismo no se tendría bases en las cuales se sustentaría ningún tratamiento.
Las medidas preventivas se dan en base a la infección que se quiere evitar, pero también existen ciertas normas a seguir que son aplicables para todos los casos:
1.- Asepsia de las manos del personal hospitalario antes y después de toda intervención realizada en el paciente, además que en los casos necesarios se debe hacer el uso de guantes propios para el procedimiento a realizarse.
2.- Asepsia del material que usa el personal hospitalario en todo procedimiento realizado sobre el paciente.
3.- Correcta distribución, control y contacto con los pacientes, aislando en dependencias separadas a aquellos que tengan ya establecidas infección intrahospitalarias, en especial por Pseudomona Aeruginosa y Streptococus. Aureus.
4.- Control estricto de los procedimientos permanentes que se realizan sobre el paciente, como la farmacoterapia, catéteres venosos, intubaciones endotraqueales, sondaje nasogástrico, sondaje vesical, cateterismo central. Adecuada asepsia de las dependencias hospitalarias en las cuales están internados los pacientes.
*Pediatra. Pediatra-Neonatólogo. Adscrito a la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales del Hospital General, Torreón, UA de C.
La próxima colaboración será del Dr. Eduardo Serna Zetina, Cardiólogo.