Como dije en mi anterior publicación: "morimos una sola vez, pero nacemos tres veces: a la vida física, a la vida intelectual y a la vida espiritual. Ya viejos, intelectualmente podemos saborear la vida espiritual. Para ver al interior no es necesario ni paisaje ni anatomía".
La evolución espiritual es posible verla en las obras de algunos artistas, por ejemplo, Miguel Ángel hizo tres versiones de "La piedad", la primera versión a los 23 años está llena de fuerza, de detalles, plena de anatomía; la segunda es una versión más intelectualizada, transitoria entre la primera y la tercera donde vemos como se enriquece la vida interior con los ojos de María desdibujados, intensificando la emoción y el dolor y empobreciendo los detalles anatómicos
Similar transformación vemos en el pintor Goya: "El cristo crucificado" que el artista presentó para ingresar a la Real Academia de san Fernando, y el cual está lleno de detalles anatómicos y que refleja la primera juventud; la piel transparenta el tejido conectivo, los vasos como hilitos de sangre destacados en la cara y el pecho manifiestan un realismo impresionante. Después de mostrarnos un desnudo impecable veamos "el sordo" o "viejos comiendo sopa" donde se refleja otro Goya, más maduro, en la tercera juventud, la espiritual nos muestra un panorama desgarrador, la emoción se expresa por sí misma, la mirada sale sin ojos y la ira está en el aire. Goya había envejecido: estaba sordo incomunicado, desvalido, quizá viejo intelectualmente, pero joven de espíritu, mostrando con el pincel, el alma desgarrada y la miseria humana en todo su esplendor.
El genio de Picasso se muestra primero ajustado a la anatomía; "Mendigos" "guitarrista" y "maternidad "reflejan la primera juventud; en la segunda juventud la intelectual se desborda el sentimiento con "Guernica" lleno de inteligencia y mensaje subliminal y a medida que envejece llega la juventud espiritual que se manifiesta diluyendo la anatomía y emergiendo el cubismo en plenitud.
Hay más ejemplos: Voltaire es famoso por su obra escrita cuando tenía más de 80 años, Verdi no conoció el triunfo hasta después de los 80; este ciclo de vida lo encontramos una y otra vez en todos los genios y en menor escala en todos los seres humanos y si pongo como ejemplo la vida de estos genios es porque a gran aumento se aprecia mejor lo que trato de demostrar. Que cada lector compare la vida de estos genios con la de su humilde y propia condición y podrá comprobar el mismo proceso, en su propio tono.
Es momento de hacer conciencia de la tercera juventud, la espiritual la que comienza a manifestarse más allá de los 70. ¿Urge? ¿Por qué? Es fácil ver como la sociedad rechaza a los que considera como viejos y así aislados los hacen más inútiles, más insociables y más viejos de lo que en realidad son.
Todo lo resume el nieto, cuando con aparente indulgencia dice: "pobre abuelo ya está chocheando" y aparece entonces la silla del abuelo; ese mueble que pasa de generación en generación, siempre apartada de la mesa principal, lejos de los demás, que vive, pero no convive.
*Traumatólogo. Profesor de Ortopedia en la Facultad de Medicina, Torreón, UA de C.
La próxima colaboración será del Dr. Adalberto Mena Caldera, Psiquiatra.
