La relación médico-paciente es uno de los pilares fundamentales en la práctica de la medicina desde que se reconoce a esta ciencia como tal. Y es que si el paciente, con una necesidad apremiante de solución a su problema de salud, sea dolor, hemorragia o cualquier otro síntoma, no tiene plena confianza en su médico, el diagnóstico no sólo puede retrasarse, sino ser equivocado.
La clínica clásica francesa supone la práctica de una serie de quehaceres por parte del médico, básicamente un interrogatorio cuidadoso y una exploración adecuada y completa. Con esto, el médico realiza un diagnóstico inicial que en ocasiones requiere de estudios de laboratorio o imagen para confirmarlo o descartarlo. Hasta aquí, todo suena lógico y familiar. Sin embargo, la vorágine tecnológica que ha invadido nuestra vida no ha respetado esta relación tradicional y ha hecho muy difícil y arriesgada la práctica de la medicina. A continuación presentamos algunos de los nuevos vicios que se están presentando todos los días en los consultorios y que vale la pena conocerlos para no incurrir en ellos y dificultar el trabajo de los médicos:
La consulta en Internet: El fácil acceso a los buscadores de internet favorece que el paciente, antes de siquiera pensar en acudir a un consultorio, busca su diagnóstico en base a los síntomas que presenta. El problema es que esta búsqueda no se realiza en páginas académicas o de instituciones de salud acreditadas, con lo que el resultado se reduce a la experiencia personal de quien la escribe o al interés de hacer negocio por parte de quien la patrocina. Además un mismo síntoma, como náusea, por ejemplo, puede pertenecer a una gran cantidad de enfermedades, algunas graves. La realidad es que 15 minutos de internet jamás será equivalentes a 15 años de estudios universitarios y de especialidad.
Las redes sociales: Cada vez es más frecuente que los pacientes busquen que los médicos les den la consulta por estos medios. El paciente envía fotografías de resultados de laboratorio, capturas de pantalla e incluso claves de acceso a sitios de internet de los laboratorios o gabinetes en donde se realizó los exámenes, que por cierto, ellos mismos se han solicitado. Para un médico es muy difícil dar un diagnóstico en base a un solo resultado de laboratorio como la elevación de una enzima conocida como Fosfatasa Alcalina, que en adolescentes es normal su elevación en ciertos rangos debido al metabolismo de los huesos, pero que también puede estar elevada en la toxicidad provocada por algunos medicamentos, en enfermedades de las vías biliares y el hígado e incluso en muchos cánceres avanzados. Los médicos no somos ni adivinos ni magos y es muy irresponsable hacer diagnósticos de esta manera.
La consulta en consultorio: Lo que la tecnología jamás podrá ni siquiera igualar es la oportunidad que tiene el médico de realizar una completa exploración física. Ver el color de la piel, de los ojos, escuchar el corazón, la entrada y salida de aire de los pulmones y el movimiento intestinal con el estetoscopio. Tocar un abdomen para localizar el sitio exacto del dolor e incluso diferenciar entre algo trivial o algo que necesita cirugía de urgencia. Explorar los reflejos normales, la desviación de la mirada y muchos otros signos que, sin decirlo, los médicos buscamos cuando revisamos a un paciente.
A pesar de los avances tecnológicos, la práctica de la medicina debe ser respetada sin tratar de prostituirla a la conveniencia y comodidad de cada persona. Se trata de nuestra salud, y probablemente de nuestra vida.
*Gastroenterólogo, Profesor de Gastroenterología de la Facultad de Medicina, Torreón, UA de C.
La próxima colaboración será del Dr. Rubén García Garza, Doctor en Morfología e Histología.
