Cada año, con la llegada de la época navideña, tomamos una actitud expectante y nos hacemos la interrogante: ¿se trata de un año más o de un año menos? Los jóvenes dirán que es un año más y los adultos que es uno menos. Interiormente iniciamos el trabajo inconsciente del balance de lo que ha sido nuestra vida hasta ahora. Nos llega la nostalgia por las navidades felices; la tristeza por las que no lo fueron; extrañamos los seres queridos que ya no están con nosotros; volvemos a la reflexión que nos produce el que conocidos, medios de comunicación, casas comerciales, nos digan: "Esté contento, sea feliz, disfrute, sonría. La Navidad llegó", la famosa propaganda de consumo que nos trasmiten miles de veces durante todos estos días y tantas cosas que tratan de que surja en nosotros la alegría de la Navidad el llamado espíritu navideño.
"Sea feliz, no sea un Grinch" por frases como ésa, muchas personas se cuestionan a sí mismas sobre la expectativa de tener que presentar esa esperada respuesta emocional: "¿Por qué me tengo que poner feliz en estas fechas? "el desearle felicidad a una persona lo puedo hacer en cualquier época del año, una cena familiar y un regalo también. ¿Por qué tiene que ser en estas fechas? ¿Sólo porque lo dictan los medios de consumo? ¿Sólo porque es una costumbre?, o, ¿porque así lo aconseja la tradición? Existe una resistencia justa a sustraerse a la seducción del consumismo como tal. "¿Ponerme feliz sólo porque así debe ser en las navidades?" para algunos esto es muy difícil, es motivo de estrés y de preocupación y fácilmente puede pasar a la tristeza, al malhumor o a la irritabilidad, incluso a presentar momentos de ansiedad o de depresión. Y es que en estas fechas existe una tendencia familiar, social, cultural y religiosa a acumular las emociones vividas durante el año que se va.
Para muchas personas es fácil mostrar felicidad ante la emoción de las compras, de dar o recibir un regalo, de cantar en la noche navideña, de la cena con la familia, pero es muy importante clarificar el momento, pues, aunque algunas de estas experiencias sí proveen de momentos gratificantes y felices, sobre todo los que no cuestan dinero, lo demás es superfluo, efímero y no enriquecen realmente lo espiritual y lo emocional.
Rollo May, psicoterapeuta humanista existencial, de la unión americana dice: "Mucha gente sufre de ansiedad y culpa, pero la ansiedad antes que malestar es una puerta para conocer el verdadero sentido de la vida". Agrega que la ansiedad que no se confronta creemos, falsamente, que se cura en los momentos de efectos agradables que produce el consumismo, el alcoholismo, el trabajo como escape, las drogas y otras cosas.
El malestar que, de vez en vez, se presenta en el fin de año nos quiere decir que hay un mundo afuera en el año que se inicia, que necesitamos hacer algo, que necesitamos crear; haciendo lo que nos agrada; creando ideas; comunicándonos con nuestros seres queridos; hacer la mayor cantidad de cosas posibles y gratas en tanto vivamos.
La libertad también es madre de la ansiedad, la persona que está en su zona de confort, difícilmente desarrollará malestar en esta época del año, en tanto que la persona que se enfrenta a la responsabilidad de ser libre, es la que presentará malestar en esta época de cierre de ciclo. Las personas, en general, tienen de 7 a 9 años para hacer algo con su vida y cuando lo logra se siente plenamente feliz, esta persona ha logrado conocer sus talentos sus capacidades y al experimentarlos podrá sentir la felicidad real y plena.
La creatividad no es sólo una bondad con la que se nace, sino que hay que descubrirla y ligarla al coraje de desarrollarla para producir. Hay muchas cosas disfrutables en la Navidad, pero no son aquellas que nos hacen temporalmente felices, no se trata de desdeñarlas, pero sí reconocerlas y diferenciarlas de lo que nos hace realmente felices. Tampoco esperemos estar felices en todas las áreas de nuestra vida, pues hay partes que podrán estar en proceso o en crisis, pero si debemos disfrutar con las partes que se encuentran sólidas en esta época de navidades. Por allí hay que seguir el camino.
*Psiquiatra. Profesor de la Facultad de Medicina, Torreón, UA de C.
La próxima colaboración será del Dr. Othón Gittins Núñez, Oftalmólogo.