Rodolfo Rodríguez, el Pana, quien murió ayer a los 64 años de edad, protagonizó una historia que él mismo se encargó de transformar en leyenda que puede considerarse la síntesis de la vida de un torero que luchó por ser diferente, y lo logró.
Quizá como matador de toros, Rodríguez no alcanzó los niveles de las grandes figuras, pero de él se dirá que su vida ha concluido con el mayor de sus deseos: ser leyenda.
El Pana murió en un hospital de Guadalajara, occidente de México, por las complicaciones que le provocó la embestida del toro Pan francés de la ganadería de Guanamé en una corrida el 1 de mayo en Lerdo, estado de Durango.
El toro lo impactó de frente, lo lanzó por los aires y el Pana terminó de bruces en la arena, con el cuerpo quebrado.
Su mayor deseo era morir en la arena, como Manolete, pero el toro lo dejó tetrapléjico, a merced de un respirador hasta su fallecimiento, 32 días después de su ingreso al hospital, primero en Lerdo y después en Guadalajara.
Rodolfo nació el 22 de febrero de 1952 en la ciudad de Apizaco, en el central estado mexicano de Tlaxcala, en una familia con carencias económicas.
Ese niño que siempre tuvo en la mente ser torero, trabajó como panadero, de donde surgió su mote, y también como sepulturero. Fue una vida nada fácil; al contrarío, siempre remando contra la corriente. Ello lo curtió, lo hizo hombre.
Pero también lo hizo gozar de los momentos gratos que suele proporcionar el destino.
Como novillero tuvo una temporada grande en la Monumental Plaza México, con detractores y admiradores, unos y otros sin dar paso atrás. Conforme toreaba crecía su convocatoria taquillera.
Sufrió percances atroces, entre ellos una cornada en la femoral que lo tuvo en estado muy delicado.
Así llegó a la alternativa la tarde del 18 de marzo de 1979, en la Monumental Plaza México. Su padrino fue Mariano Ramos y el testigo Curro Leal, con una corrida de Campo Alegre. El toro del doctorado fue bueno y Rodolfo no estuvo a la altura.
Eso significó un obstáculo en su carrera, con pocos contratos y tiempo perdido.
Hubo rencor y se fue de la boca, habló de las figuras, calificó de "las gordas" a Manolo Martínez y Curro Rivera. A Eloy Cavazos le llamó "enano" y más adelante a Eulalio López "Zotoluco" y a Rafael Ortega "simios". Se escaparon otras figuras: su padrino Mariano, Antonio Lomelín, Miguel Espinosa "Armillita" y Jorge Gutiérrez, entre otros.
A estos sinsabores se sumó una vida en que el vino influyó determinantemente en que no se le tomara en cuenta.
Se le ofreció la tarde de su despedida, como último favor. La planeó muy a fondo y jugó todas sus piezas perfectamente.
Como torero tenía un sello, ese algo de sabor en sus momentos de inspiración. Brindó su actuación a las damas de la vida galante, una actitud que le fue muy favorable.
La diosa fortuna, a la que se le llama suerte, hizo que esa tarde de su "adiós", en enero de 2007, le sonriera con el regalo divino que sueñan los toreros mexicanos: los toros de Javier Garfias que, como se comentó en los medios taurinos, sabían acometer.
Fue su actuación cumbre, acompañada por la entrega de un público que se le rindió. Los duendes aparecieron, surgió el arte inmortal y se dieron momentos para recordarlos eternamente. Esa es la fiesta de toros.
Fue el hombre del día y recibió felicitaciones del mismo presidente de México, entonces Felipe Calderón, y de la primera dama Margarita Zavala y, a la vez, el agradecimiento por el brindis de esa faena al toro de Javier Garfias.
Pero no fue su despedida, sino su resurgimiento como torero, con más beneficios, más contratos, inclusive en España. Fue su mejor época.
Sin embargo, quedó un enorme pendiente, un anhelo que tuvo toda su vida y no se agregó a su historia: confirmar la alternativa en la Monumental de Las Ventas de Madrid. Sí, una historia que, como sea, se transformó en leyenda.
De edad tenía Rodolfo Rodríguez "El Pana" al momento de su muerte.
DÍAS
duró hospitalizado tras el fuerte incidente que protagonizó en la Plaza de Lerdo.<
Ayer falleció el torero Rodolfo Rodríguez 'El Pana', informó el Instituto Tlaxcalteca de Desarrollo Taurino.