Nosotros Las palabras tienen la palabra VIBREMOS POSITIVO Eventos

FAMILIA SIRVIENDO A LA VIDA

Germán de la Cruz Carrizales

DESPERTAR... ES

De corazón…

5ª PARTE

Recuerda…

Continuación…

De niño nosotros tuvimos mucha escasez económica, tanto así que a veces nos preguntábamos qué comeríamos ese día. Mi papá tocaba el piano en un restaurante y mi mamá también trabajaba, pero éramos seis. Un veinticuatro de diciembre mi papá tuvo que salir a trabajar, pero esa noche nos invitaron a cenar unos vecinos y a mi mamá le dieron para llevar una bolsa de tamales porque sabían que no había para el día siguiente y le dieron esa bolsita. En el trayecto de casa de esos vecinos a la mía, pasamos por un taller mecánico y mi mamá que nos traía a mi hermano más chico y a mí cobijados con su abrigo, mis otros hermanos todos abrazadillos porque estaba haciendo mucho frió. Eran como las dos de la mañana. Al pasar por el taller volteó mi mamá y vio al mecánico, que en ese momento estaba de velador también. Le dijo mi mamá -¡buenas noches señor!- buenas noches señora, respondió. ¡Feliz navidad! Que pase feliz navidad usted también señora. Y el señor traía nada más pantalón, el torso desnudo y sin zapatos, ahí arrinconado. Mi mamá siguió caminando con nosotros a sus lados y ella con la bolsa de tamales. Se detuvo, se fijó en la bolsa de tamales, nos vio a nosotros y se regresó y le dijo al señor, -¿señor le gustan los tamalitos?- ¡Sí señora! ¿Quiere uno? ¡Gracias! Se acercó el señor, pero para mí que tenía como seis años era una sensación de magia, de un personaje nunca antes visto que venía hacia nosotros. Llegó y mi mamá le entregó la bolsa de tamales coincidiendo las cuatro manos, dos de mi mamá y las dos del señor. Y aunque las de mi mamá eran muy queridas por mí, y estaban muy blanquitas y las del señor estaban sucias y duras. Entonces a mis seis años entendí que quien dignificaba el acto era el mecánico, el señor, no mi mamá, pero yo sentí que mi mamá se llenaba de bendiciones, en el momento en que le entregaba los tamales. -Dijo- ¡gracias señora! Se dio la vuelta se fue, y se perdió en la oscuridad con los tamales y me quedé viéndolo mientras se perdía. En el trayecto que faltaba a la casa, mi mamá se fue llorando, entonces yo le doy gracias a Dios cuando me pone un sentimiento como ése. -Y me dije- ¿por qué nunca le pregunté a ese señor si era Jesucristo?

Este hecho se lo platiqué al sacerdote y siempre creí que aquel hombre era Jesucristo. Se me quedó viendo, sonrió y me dijo... -Sí era-. Bueno, yo sé que todo mundo es Jesucristo, pero... no sé cómo explicarte... quisiera saber si ese señor era Jesucristo... Sí..., sí era... pero yo también en este momento me siento como en aquel momento, que tú, que yo... que la gente... que la Biblia..., me estaba confundiendo ante tales sentimientos que me inundaban... tomé aire, centré mi pensamiento y dije... yo siento en este momento… ¡qué tú eres Jesucristo!

Sí lo soy. Tú me estabas buscando, ¿te acuerdas? Y los encuentros van a ser muchos más, tal vez no serán de este tipo, como ahora me ves. Lo que si te digo es que no importa cómo me hables, si en voz alta o con sólo el pensamiento, yo voy a estar contigo todos los días de tu vida. Probablemente no vayas a poder contar esta experiencia a todo el mundo, pero yo te pondré las circunstancias, para que me sientas, algunas veces ni siquiera podrás entender lo que pase. ¿Hay una iglesia por aquí cerca? Sí, vamos. Él traía un maletín y dos maletas. Yo nada más traía mis libros. -Le dije-, préstame tu maletín y una maleta, yo te ayudo. -Si está bien-, nos fuimos caminando y en el trayecto del restaurante a la iglesia que estaba a dos cuadras, yo veía cómo caminaba con tanta sencillez y una elegancia que parecía un príncipe disfrazado de mendigo. Con ese porte al caminar, llegamos a la Iglesia. Él entrelazó sus manos he hizo oración, con un equilibrio en su posición, que yo no veía nada más que a Él, me quedé absorto en su figura en su persona y fue la experiencia más hermosa que he tenido jamás con la oración y Jesús. Salimos de la Iglesia y le pregunté ¿necesitas un taxi? Sí -dijo-, ¿y traes dinero para pagarlo?- No, respondió. ¿Y cómo te vas a ir? Llamé al taxi, le pagué. Traía yo su maleta, un maletín y una bolsita de plástico que traía yo en la mano. -Me dijo- ¿no sé si te guste lo que trae la bolsita? -Le dije- no, gracias. Lo traje para ti. Pero ¿cómo que lo trajiste para mí? Si nos conocimos en el autobús y no tuviste tiempo para comprarlo, para conseguirlo para mí. Lo traje para ti. No, deberás, éste es tuyo llévatelo. Te estoy diciendo que es especial para ti, que es especial para ti, es tuyo. Lo traje para ti. Gracias le dije, y lo tocaba y no sabía qué era, me decía será un sweater, qué será. Él abordó el taxi y se fue. Continuará…

Dios les bendice y les acoge.

Despertar… es

"La esperanza es algo bueno, tal vez lo mejor. Y lo bueno nunca muere. Estaré deseando que estas palabras te encuentren, y te encuentren bien". Espero que estas palabras nos permitan sentirlas a la luz de nuestras familias, pues decía Jesús, "No me digas que me amas, dime cómo vives". "La familia que reza unida, permanece unida". INICIATIVA LAGUNA un proyecto de valor y de valores para los laguneros y el MUNDO.

Estamos como siempre a sus órdenes en la dirección electrónica: despertar_es@live.com. Lo invito a visitar mi blog en donde encontrará más de 360 artículos de su interés: www.familia.blogsiglo.com

"QUIEN NO VIVE PARA SERVIR, NO SIRVE PARA VIVIR".

Leer más de Nosotros

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Nosotros

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1215367

elsiglo.mx