Se despiden. Varios feligreses se acercaron a la iglesia de Fátima para decir adiós a los sacerdotes.
La jerarquía católica del estado de Veracruz y decenas de feligreses despidieron en la iglesia de Nuestra Señora de Fátima, en este municipio, a los dos sacerdotes que fueron asesinados el lunes pasado.
El arzobispo de Xalapa, Hipólito Reyes Larios, encabezó la misa en honor a los curas Alejo Nabor Jiménez Juárez y José Alfredo Jiménez Suárez, quienes, según las autoridades locales, fueron asesinados en el calor de una convivencia con bebidas alcohólicas y con el fin de robarles.
El líder de la Iglesia católica en Veracruz recordó que desde el año 2000 advirtieron de una descomposición social en Veracruz, y advirtió que nadie quiso hacer algo para frenarla.
En su mensaje ante fieles que lloraban a sus guías espirituales, Reyes Larios denunció que la inseguridad ha sido una constante desde hace varios años en territorio veracruzano.
Ante el obispo de la Diócesis de Papantla, José Trinidad Zapata Ortiz, consideró que la transición gubernamental en la entidad, donde el PRI perdió las elecciones frente a una alianza del PAN y el PRD, acentúa las condiciones de inseguridad.
Los restos del sacerdote Alejo Nabor Jiménez Juárez, quien contaba con 13 años de haberse ordenado religioso, fueron trasladados al estado de Puebla, de donde era originario.
El sacerdote José Alfredo Jiménez Suárez, con cuatro años de haberse ordenado como cura, fue llevado al municipio veracruzano de Misantla, donde sus familiares lo sepultarán.
Robo y alcohol, móvil del crimen de sacerdotes
El robo es el principal móvil que manejan las autoridades ministeriales en el asesinato de los dos sacerdotes católicos que ocurrió el lunes pasado en Veracruz.
El fiscal general del estado, Luis Ángel Bravo Contreras, informó que Alejo Nabor Jiménez Juárez y José Alfredo Jiménez Suárez, los dos religiosos que fueron victimados en Poza Rica, habían convivido e incluso ingirieron bebidas embriagantes con sus victimarios.
"En este caso, víctimas y victimarios se conocían, estaban conviviendo, estaban tomando alcohol", dijo Bravo Contreras, al ser entrevistado vía telefónica. El funcionario aclaró que el crimen de los curas no tiene relación con la delincuencia organizada, sino más bien con una discusión al calor de las copas que derivó en el robo y el asesinato.
"Es totalmente falso lo que ha venido difundiéndose en redes sociales y en algunos medios de comunicación en torno a que eran objetivos de la delincuencia organizada", aclaró fiscal general del estado.