Varios personajes de talla internacional han fallecido en días recientes, entre ellos el italiano Umberto Eco, reconocido escritor, filósofo, semiólogo y comunicador que deja un vasto legado a la cultura mundial.
Pero será la muerte de otra celebridad como Antonin Scalia, ministro por treinta años de la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos, la que tendrá mayor repercusión en el mundo político y especialmente en Norteamérica cuando la contienda presidencial toma color y fuerza.
A sus 79 años de edad, Scalia falleció por causas naturales el pasado día 13 de febrero cuando se encontraba de cacería en un rancho de Texas.
De inmediato la noticia corrió por todo el vecino país por tratarse de uno de los ministros de justicia más respetados de la Suprema Corte norteamericana y considerado el más influyente de los cinco conservadores que integran dicha institución.
El resto de los cuatro miembros son los llamados liberales de ahí que la desaparición de Scalia ha desatado una feroz lucha entre la clase política de Washington.
El presidente Barack Obama manifestó pronto sus condolencias por la muerte del ministro, pero anunció de inmediato que enviará una propuesta para cubrir el enorme hueco que deja el destacado jurista.
La dirigencia del Senado, dominado por republicanos, se apresuró a declarar que no aprobarán ninguna propuesta de Obama, sino que esperarán hasta la llegada del nuevo presidente que deberá ser electo en noviembre y quien asumirá el cargo el 20 de enero de 2017.
Antonin Scalia fue nominado por el presidente Ronald Reagan en 1986 para ocupar una vacante en la Suprema Corte y fue entonces confirmado por unanimidad en el Senado con 98 votos a favor y cero en contra.
La Suprema Corte de Justicia es la institución más respetada y de mayor credibilidad en Norteamérica, por encima de la misma presidencia. De ahí que la selección del sucesor de Scalia se convertirá prácticamente en otra contienda parecida a la presidencial.
Lo más complejo y retador será encontrar un relevo que llene al menos en parte los zapatos gigantes que deja Scalia, en el prestigiado organismo judicial.
Según el gobernador de Texas, Greg Abott, "el juez Scalia fue un hombre de Dios, un patriota y un defensor de la Constitución escrita y el estado de derecho. Él era la roca sólida que se apartó de tantos intentos de distorsionar la Constitución", precisó.
Scalia apoyó muchas causas conservadoras con decisión y firmeza como el derecho a la vida, el derecho al uso de las armas y su rechazo al matrimonio entre homosexuales, este último porque consideraba que no era materia de la Corte.
Cuando se dio luz verde a la unión entre homosexuales, Scalia dijo que el fallo era "una amenaza de la Corte a la democracia estadounidense" pero no por el hecho de que los gays puedan casarse, sino porque en su opinión la mayor institución judicial del país se excedió en sus funciones.
En ocasiones apoyó propuestas de los jueces liberales porque consideraba que jurídicamente eran correctas. Así fue que respaldó la moción de no castigar la quema de la bandera norteamericana porque según su criterio la primera enmienda otorgaba ese derecho a los ciudadanos como una forma de expresión libre.
Scalia nació en Trenton, Nueva Jersey, estudió en la Universidad Georgetown y realizó su carrera de abogado en la Escuela de Leyes de Harvard. Fue considerado un defensor a ultranza de los principios originales de la Constitución, entre ellos la libertad religiosa, la libre expresión, la propiedad privada, la pena de muerte y estuvo siempre en contra del aborto.
Es de esperar que el presidente Obama haga hasta lo imposible por colocar a un liberal en la Suprema Corte, ya veremos si los republicanos se lo permiten o por el contrario extienden hasta 2017 esta disputa política.
APUNTE FINAL
Sin apartarnos de la arena política yanqui, existe amplia preocupación en los círculos republicanos porque los triunfos de Donald Trump en las elecciones primarias confirman lo que muchos sabemos: que Hillary Clinton ganará con relativa facilidad la contienda presidencial porque un amplio sector norteamericano jamás votará por el empresario neoyorquino. Según las encuestas, el senador Marco Rubio sería el único republicano capaz de arrebatar el poder a los demócratas.
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