Para todos. La literatura ofrece diferentes historias de amor para todo tipo de lectores, desgarradoras, eróticas o románticas.
Hay quienes dicen que las mejores historias de amor están escritas. Y quien no va a recordar, apropósito del aniversario luctuoso del inmortal Julio Cortázar, hace un par de días; aquel rito de amor que en su más memorable novela "Rayuela", el personaje principal Horacio, le ofreció a la Maga:
"Me miras, de cerca me miras, cada vez mas de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez mas de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes."
La literatura a abordado en todos los tiempos el amor con sus trampas y cursilerías, el Nobel Gabriel García Márquez, dijo en su novela El amor en los tiempos del cólera: "No va a faltarle aquí algún loco de amor que le dé la oportunidad un día de estos".
Para celebrar el Día del Amor y la Amistad, vale la pena recordar esas novelas que en sus páginas inmortalizaron historias tan intensas como la de Palinuro y Estefanía, del mexicano Fernando del Paso, personajes a quienes además del amor, los consumió la pasión.
Oscar Wilde, por ejemplo, dedicó su misma genialidad a ese universal existencialista del amor, un categórico que dejó presente tanto en Teleny, para destacar lo estético del sentimiento; como en De Profundis, un lamento de ese demonio perverso que lo condujo a la tragedia, el amor.
La escritora brasileña Clarice Lispector, ha dedicado una gran cantidad de páginas en su obra a sentar el amor, doblarlo, guardarlo en el cajón de un ropero, o encontrarlo en el dibujo desgastado de un cuarto desnudo, incluso lo ha tirado, tocado, besado y vuelto a tirar, basta leer su brevísimo cuento Amor.
Desde la soledad de la oficina, donde escribió en una maquina de escribir prestada, una de las obras más intensas que haya conocido la literatura universal, el portugués Fernando Pesoa dijo: "Nunca amamos a nadie: amamos, sólo, la idea que tenemos de alguien. Lo que amamos es un concepto nuestro, es decir, a nosotros mismos", y contagió al mundo no con la idea mágica del amor, sino con la posibilidad de entender que exorcizar el amor, es un ejercicio necesario.
En el librero se pueden encontrar tristes, eróticas, sin cordura, con aroma, tan divertidas como aterradoras; las historias de amor han sido un tema recurrente en la literatura. Hace más de dos mil 700 años Safo de Lesbos se las dedicó a esas mujeres que le agitaron la respiración. Don quijote de la Mancha se desvivió más por Dulcinea, que por los molinos. En la literatura contemporánea escritoras como la japonesa Hiromi Kawakami habla del amor que deja, maltrata, acaba, absorbe y destroza, entregándonos un abanico que bien se puede leer solo o acompañado.
Tan contagioso es el amor que ni el misterioso Borges escapó de este y en su poema El Amenazado escribió:
"Es el amor. Tendré que ocultarme o que huir. Crecen los muros de su cárcel, como en un sueño atroz. La hermosa máscara ha cambiado, pero como siempre es la única. ¿De qué me servirán mis talismanes: el ejercicio de las letras, la vaga erudición, el aprendizaje de las palabras que usó el áspero Norte para cantar sus mares y sus espadas, la serena amistad, las galerías de la biblioteca, las cosas comunes, los hábitos, el joven amor de mi madre, la sombra militar de mis muertos, la noche intemporal, el sabor del sueño? ..."
Para quienes quieran hacer de la celebración un acto literario, también les damos algunas recomendaciones que resultan interesantes en ese gran universo que significa la literatura dedicada al amor. Desde los clásicos hasta los contemporáneos, han dejado sus historias.