Entierran la guerra. Momento histórico en que el presidente Juan Manuel Santos (izq.) estrecha la mano de 'Timochenko', líder de las FARC, rodeados de jefes de Estado y otros dignatarios.
Terminó la larga noche colombiana. Con la firma ayer lunes del histórico acuerdo de paz entre el presidente de Colombia y el líder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) se puso fin a 52 años de un conflicto armado que dejó decenas de miles de muertos y millones de desplazados en la nación sudamericana.
En una ceremonia en la que el jefe rebelde Rodrigo Londoño, alias "Timochenko", pidió perdón a las víctimas del conflicto, el mandatario Juan Manuel Santos dijo que ahora los colombianos tendrán frente a sí el desafío de votar por la esperanza de nuevos tiempos o de volver al sufrimiento del pasado.
Tras su formalización, el acuerdo de paz enfrentará ahora una nueva prueba el 2 de octubre, cuando la gente acuda a votar en un plebiscito, aunque las encuestas han señalado que la mayoría lo respaldaría.
"Todo acuerdo de paz es imperfecto", reconoció Santos, aunque aseguró que "este que hemos logrado es el mejor posible".
El jefe de Estado colombiano y el líder rebelde firmaron el acuerdo con un "balígrafo", una pluma adaptada a partir de una bala usada en la guerra, en una ceremonia que comenzó con un coro de mujeres afrodescendientes alabando la paz y concluyó con uno de niños que entonaron el Himno a la Alegría.
"Que nadie dude que vamos hacia la política sin armas", aseguró poco antes "Timochenko", ante miles de asistentes a una ceremonia en esta ciudad del caribe colombiano.