Club en decadencia
El Club San Isidro fue fundado en 1948 por un grupo de laguneros entusiastas que deseaban hacer un club deportivo y social, en donde se fomentara el deporte, las relaciones familiares, la convivencia, todo en franca armonía, con los socios y sus familiares, sin ningún interés económico.
Sin embargo, actualmente todo se ha desvirtuado por los distintos grupos o mafias que se han creado, las cuales buscan más su interés personal que el interés del club.
El pasado 18 de este mes, previo a una asamblea que se iba a desarrollar en el club, un grupo de consejeros de la mesa directiva, en las mismas oficinas, protagonizaron un escándalo de gritos, insultos y golpes que se prolongó hasta el estacionamiento del club.
Alguien llamó a la policía y llegó una patrulla, pero uno de los rijosos no les permitió pasar argumentando que no había pasado nada. Luego llegó una ambulancia, a la que igualmente no le abrieron.
Por la noche que inició la asamblea, faltaban tres del consejo que fueron castigados por la trifulca, a presiones y gritos de la asamblea les permitieron entrar sólo para que se dedicaran desde la tribuna a protestar por todo.
Hay muchos intereses creados, como el de una persona que su interés es que le vuelvan a dar la chamba de la vigilancia, donde mete “cholillos” disfrazados de guardias de seguridad. La cafetería fue concesionada a una persona, quien a su vez se la pasó a un socio del club que tiene una menudería por la avenida Escobedo y que pagaba mensualmente $5,000 pesos, teniendo derecho al mobiliario, energía eléctrica, agua y gas por el mismo boleto. Cuando le quisieron aumentar la renta alegó que no le convenía porque no le salía. Ahorita tiene demandado al club por un millón de pesos, 200,000 por cada mes transcurrido desde que cerró y es lo que está perdiendo de utilidad mensual. Pero no aceptó el aumento porque “no le dejaba”.
El bar antes era de convivencia con precios razonables, ahora tienen precios como bar de lujo, no obstante que reciben al año buenas cantidades de dinero de las cervecerías.
Hay un expresidente del consejo que cuando dejó el cargo se llevó más de diez millones de pesos, que se niega regresar.
Por todas las áreas del club tienen instalados micrófonos y visores para que nadie pueda actuar ni hablar mal de los del consejo, porque los detecta y los mandan al consejo de honor y justicia, donde los castigan de un mes a un año o de por vida.
Esta es la situación, entre otras, que vivimos los socios de nuestro querido club.
Jorge Espinoza Martínez,
Torreón, Coahuila.