Sobre las instituciones
Arturo González:
Deseo hacer algunas observaciones a ciertos conceptos que ha vertido en su colaboración a El Siglo de Torreón.
Desde luego el tema apasiona y se presta a observarlo en una sola arista, tanto por el que escribe como por el que impugna, sin que eso signifique que la verdad sea absoluta para uno u otro en su totalidad, pues bien puede suceder, y es muy común, que haya resultados parciales.
Se señala una manida expresión “...Las instituciones no son responsables de los actos de los individuos que la integran...”
Aquí dice usted, que es mera retórica para ocultar desmanes o escándalos de sus miembros que pueden afectar el prestigio de la institución política; quiero precisar, no es solamente aplicable a los partidos políticos, pues lo es también a las civiles, religiosas, mercantiles y al mismo gobierno. Las responsabilidad es en estos casos, de los individuos y no del colectivo. Recuerde, el vicepresidente de Reagan dimitió cuando le hallaron haber delinquido; el mismo Papa ni siquiera fue indiciado por la pederastia de algunos sacerdotes.
Por otra parte señala “...habría que preguntarse qué es una institución sino la suma de los actos de las personas que lo conforman...”
No pienso así, creo que las instituciones las forman personas que persiguen un mismo fin: si el accionar de sus miembros es en beneficio de la institución serán bienvenidas, de lo contrario son rechazadas y forman parte de la responsabilidad personal del agremiado.
Tiene toda la razón cuando asienta que no es suficiente con remover a las personas corruptas, pues dicha medida debe ser complementada con controles. El motivo es obvio, los corruptos de hoy fueron virtuosos en el pasado cuando se iniciaron en el servicio público y el “tejemaneje” diario, rutinario y propicio al delito los transformaron. Nada de eso hubiera sucedido si hubieran habido controles que vienen a ser en realidad contrapesos.
Se hace notar que los partidos deben investigar y responsabilizar a sus miembros que actúen indebidamente y por ello presumiblemente delinquen.
Así como se asienta es difícil aceptarlo. La institución -si es que ha obtenido elementos de culpabilidad que apunten hacia algún daño a sus bienes, a sus miembros y al patrimonio de la misma- pueden y deben acudir al Ministerio Público y presentar su queja adjuntando elementos probatorios y hasta allí. Lo subsecuente le es ajeno...corresponde a otra instancia... ningún partido político puede responder - y menos nacionalmente - de conductas particulares de sus agremiados, y quejarse legalmente, toda vez que no ha sufrido daño alguno en su activo material o moral.
Lo saludo afectuosamente.
Miguel Ángel Prado,
Torreón, Coahuila.