Palmeras heroicas
Asistí hace unos días a la reunión de Drink and Draw, organizada por dibujantes y aficionados al dibujo de nuestra localidad. Esta fue en las afueras de El Astillero Librería y Caracol Nodo-Café, sitios en la sitiada avenida Morelos de Torreón.
Más allá de lo respectivo al propio acontecimiento, donde una joven modelo posó ataviada con una surrealista combinación de tutú con chaleco obrero de seguridad ante unos 18 dibujantes, quise pensar -este texto se escribió in situ- en las majestuosas, pero a la vez sufridas y hasta heroicas palmeras.
¿Qué se dirán unas otras en lenguaje palmeriano, ante las diferentes embestidas de que son objeto? ¿Quizá... ¡ahí vienen éstos otra vez!? Porque sufren desde nuestra propia indiferencia o ninguneo hasta el extremoso clima lagunero, pasando por una quizá insuficiente atención por parte del departamento local de Parques y Jardines.
¿Acaso has echado tú alguna vez una tina de agua -al menos- a un sediento ejemplar? Yo, jamás... Y digo que son hasta heroicas precisamente por lo mismo. Las palmeras de la Morelos y laguneras en general aguantan casi todo: nunca caen ante los vendavales, no mueren como otras especies vegetales causa de heladas o nevadas y casi no nos necesitan como sí nosotros necesitamos de ellas.
Las palmeras, por lo menos, alegran el paisaje. Pero si algo no puede tolerar la naturaleza es la imbecilidad humana. En este sentido siento que las obras actualmente en curso en la avenida Morelos debieran ser mínimamente invasivas y naturalmente incluyentes. ¿Hay -por ejemplo- algún especialista en el tema (digamos, un “palmerólogo”) que esté al lado de aquellas o supervise a los constructores?
¿Les han aplicado alguna vez en sus décadas de vida algún fertilizante o al menos les han aflojado la tierra? Porque no vaya a ser que por causa nuestra luego nos quedemos (espero estar solamente exagerando el tono) sin palmeras en la Morelos. Sería como si Disneylandia se quedara sin Mickey Mouse o París sin la Torre Eiffel. Sería, pues, como permitir que se muriera la gallina de los huevos de oro.
El tema es de doble actualidad, habida cuenta además de que en la colonia Torreón Jardín y la avenida Juárez en su parte oriente hay palmeras de la especie datilera a las que ya afectó un hongo o fitoplasma en tan sumo grado que las ha matado. ¿Cuánto tardaremos en tener ejemplares igual de grandes? Toda actividad humana (y esto es particularmente notorio en sociedades del primer mundo) genera una industria circundante.
Ojalá y que la coyuntura actual, un entre moribundo y renaciente Paseo Morelos más una chicharrita y fitoplasma genere a la postre algún colectivo o empresa socialmente responsable que se especialice en estos fascinantes vegetales. Y al respecto y para terminar, les comparto lo que pienso de las especie washingtonia: para mí son como “fósiles vivientes”.
Octavio Guerrero Martínez.
Torreón, Coahuila.
