La Ganadería en Durango
Desde el año pasado, en el mes de septiembre, inicié trámites para exportar novillos a los Estados Unidos. Se me dijo que era el primero en solicitar este permiso y por lo tanto pensé que seria relativamente sencillo y rápido. Nada más alejado de la realidad. Ahora estoy seguro de que hay instrucciones para desanimar la exportación o el comité encargado de ésta y los doctores son sumamente ineptos y no tienen ningún interés en que se pueda exportar.
Debo aclarar que los novillos tienen un límite de edad para ser exportados, que la exportación genera divisas para el país y que los ganaderos grandes y chicos se benefician de la exportación al mejorar el precio por kilo que se paga aun para los que no se exportan. Desde luego que los más perjudicados son los pequeños productores, ya que además de los años de sequía anteriores, al estar cerrada la exportación, su economía se vio sumamente afectada.
El engordador o acopiador de ganado para el mercado nacional, tiene inclusive mas margen de utilidad que los criadores, ya que al exportar cortes de carne, su producto tiene un valor agregado. Los ganaderos no tenemos nada en contra de esta actividad, pero es un hecho que si no hay exportación o es muy difícil ésta, el margen de utilidad de estos negocios se incrementa notablemente.
La Unión Ganadera del Norte de Durango, por alguna razón dejó de funcionar, cuando menos en lo que se refiere al comité de exportación; todo hay que hacerlo en la ciudad de Durango, lo cual es muy costoso, ya que hay que pagar peaje aun dentro de la ciudad ya que a donde tiene el ganadero que acudir está por diferentes y distantes puntos.
El perjuicio que a mí me causaron fue el siguiente:
1) No pude exportar en 2015 ya que para cuando decidieron la prueba de tuberculina, ya no había pasada por vacaciones de Navidad.
2) Necesité probar todo el hato ganadero en enero de 2016 ya que vencía el plazo de un año que otorgan.
3) Al no poder exportar en 2015, muchos novillos, más de noventa ya por la edad se tuvieron que vender aquí. A esto agréguese que había un precio superior a los tres dólares por libra y para cuando finalmente logré exportar, ya el precio apenas superaba los dos dólares por libra.
4) Después de cuatro viajes a Durango y de innumerables llamadas telefónicas, finalmente se me otorgó permiso para 190 novillos. De éstos 6 fueron descartados, ya que por un error aparecían como ya exportados según los aretes, a pesar de estar físicamente en mi rancho, no sólo no se pudieron exportar, sino que tuve problemas para venderlos al mercado nacional.
5) Faltando dos días para que se venciera el permiso de exportación, se descubrió un error en el número de mi prueba de hato, ya que pusieron el de un hermano mío de los mismos apellidos. Una persona que envié a Durango, contrató un taxi, para hacer el viaje a Ciudad Juárez, deteniéndose en el poblado Las Nieves para recabar la firma del doctor que cometió el error. Estuve a dos horas de no poder exportar a pesar de que después de la prueba tienes sesenta días para exportar, pero los aretes, la revisión, etcétera te retarda todo.
6) Finalmente y para no cansar a nadie con tanta cosa, exporté con un peso promedio de 211 kilos, cuando en mi rancho salieron con 222 , esto es perdieron once kilos en promedio, y esto se debió a que cada novillo se pesó individualmente, especificando raza, peso, etcétera; esto nunca se hacía y por lo tanto no se maltrataba tanto. Los gastos del taxi, casetas, gasolina y viáticos, se aproximaron a los dos mil dólares.
El poder exportar ganado a Estados Unidos beneficia a todos los ganaderos, aunque de no exportar, los más perjudicados son los de menos número de reses. El poder exportar, nos permite adquirir fondos en dólares y poder adquirir sementales de registro que mejoran la genética de nuestros hatos, y al vender nosotros becerras, vaquillas, sementales se mejora la genética del estado y del ganado para el consumo nacional.
Esperemos que pronto la Unión Ganadera del Norte de Durango, funcione como solía funcionar y nos permita exportar para mejorar nuestros hatos y nuestra economía. Este año poco faltó para que me saliera mejor vender al mercado nacional, que por otra parte está bien abastecido.
Raymundo Portilla Fernández,
Ganadero del Norte de Durango