Acostumbrados a la violencia
En la actualidad, leer o enterarnos de casos de violencia, robos, crímenes y toda clase de delitos ya hemos en cierta medida perdido la capacidad de asombro, ya parece un asunto cotidiano y “normal”. Hace algunos años estos acontecimientos nos hubieran angustiado y nos preguntaríamos ¿qué está pasando?
Una respuesta un tanto simple, pero aplicable, es que nos hemos olvidado de el cumplimiento de los diez mandamientos de la ley de Dios. Creo que el la actualidad hay inclusive muchas personas que los desconocen y que no se los enseñaron sus padres. Qué diferente sería el mundo si cumpliéramos con estos Mandamientos. En los Estados Unidos hubo un juez federal que los tenía escritos atrás de su escritorio en la pared, cuando le fue requerido que los retirara dijo que prefería renunciar antes que quitarlos, ya que en su opinión no sólo servían para orientar sus juicios, sino que no veía ningún daño, incluso para los que profesaran otra religión.
No se va a cambiar la situación de un día para otro, pero qué bien haríamos en promover la enseñanza de estos mandamientos que ya estará prohibido que se enseñen hasta en los colegios católicos.
Raimundo Portilla,
Torreón, Coahuila.
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Duro con ellos señor presidente
Duro con ellos señor presidente, los niños adoptables, que al cabo no pueden defenderse, no tienen uñas menos dientes y no toman carreteras, pero sobre todo tampoco votan y no pertenecen a ningún sindicato.
Así pues felicitaciones a su equipo de asesores que le recomendaron allegarse las simpatías de esa parte de la sociedad que hoy también se le conoce como lésbico-gay, qué bueno que estos sabios consejeros encontraron la fórmula de desviar la atención del colosal endeudamiento de la nación, la devaluación galopante, las subidas a la gasolina y por supuesto, los robos, secuestros, asesinatos y la terrible impunidad.
También una fuerte felicitación a los defensores de los derechos humanos de los delincuentes que ignoran institucionalmente los derechos humanos más elementales de los niños adoptables.
También no olvidemos felicitar las “manadas”, perdón, bancadas de porras del sistema que cobran fabulosamente como diputados y senadores que aprobarán esta ley como fieles y obedientes corderos en defensa de su jugoso “modus vivendi”.
También le recuerdo señor presidente que Marcelo Ebrard y el mismo Andrés Manuel hicieron leyes para ganarse la simpatía de este segmento de la sociedad y la verdad sea dicha la respuesta política de este segmento no es en bloque, es decir, tienen también diversidad de opiniones políticas lo cual pues no se sopesó por los señores perredistas nombrados y en su momento fue un desatino político.
Así pues, como mexicanos lloremos este abusón atropello a lo más débil e indefenso de nuestra sociedad que son los inocentes niños adoptables. Y usted señor presidente pasará a la historia como el personaje que institucionalizó el principio del fin de la solidez familiar y por ende de la sociedad.
Arturo Pedro Salas Juárez,
Torreón, Coahuila.
