La alternancia en Durango
El triunfo del candidato a la gubernatura de Durango de la alianza PAN-PRD, José Rosas Aispuro Torres, causó sorpresa por ser una decisión ciudadana sin precedente. Tómese en cuenta que el PRI, casi desde su fundación en 1929, ha detentado el ejecutivo estatal en esta entidad.
La derrota priísta en el contexto nacional, al perder 7 de 12 gubernaturas, podría ser el preludio de una posible alternancia en el poder en los comicios presidenciales de 2018.
Según un estudio realizado por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), publicado en 2015, en Durango de sus 1´754,754 habitantes, 761,000 viven en la pobreza; o sea, el 43% de su población.
Conocido como el “Chiapas del Norte”, Durango ha padecido por décadas los malignos efectos de antiguos y nefastos cacicazgos, mafias de poder que le reportaron atraso social y que lo han ubican como uno de los estados más pobres de la altiplanicie de México; no obstante la notoria riqueza de sus recursos naturales.
Añejos vicios como las insensatas exigencias de los gerontes líderes cetemistas duranguenses –casi extintos-, ahuyentaron por años las inversiones de grandes firmas empresariales que desearon instalarse sobre todo en la capital, esos fallidos proyectos encontraron su realización en otros estados del país donde fueron bien recibidos y generaron miles de empleos.
Esta actitud nociva del charrismo sindical perduró por mucho tiempo, le permitió a sus rapaces jerarcas imponer a un gobernador en la década de los años ochenta, alcaldes, legisladores y altos miembros de la burocracia estatal, además de la obtención de otras codiciadas y sustanciosas cuotas de poder que usufructuaron con desenfreno. Esos líderes sempiternos integraron el Jurasic Park duranguense, cacicazgo decadente y en crisis de subsistencia.
El triunfo electoral de José Rosas Aispiruto Torres es una magnífica oportunidad de cambio en aras del progreso, más no es garantía de que la grave problemática de Durango será eficazmente combatida por él en su próxima tarea sexenal, esto solamente lo conseguirá a base de una labor inteligente, honesta, perseverante y rodeado de un equipo de funcionarios dotados de un alto espíritu de servicio a la comunidad.
Algunos mandatarios estatales emanados del panismo en años recientes, como ha sucedido en otras entidades del país, no trajeron los beneficios anhelados por sus ciudadanos; al contrario, sus administraciones fueron decepcionantes.
Los réprobos casos de abusos de poder de los exgobernadores Guillermo Padrés Elías en Sonora, y Luis Armando Reynoso Femat en Aguascalientes, quien fuera encarcelado, demuestran que la corrupción no es delito exclusivo de los políticos priístas.
La deuda pública que dejó el gobierno de Ismael Hernánez Deras fue de 3,697 millones de pesos, a seis años de distancia, el adeudo de la actual administración que preside Jorge Herrera Caldera asciende a la cifra 9,738 millones de pesos, según datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
En días pasados Aispuro Torres anunció ante los medios de comunicación que su gestión, la iniciará, realizando una auditoría a las finanzas estatales. Tal decisión es acertada, muy conveniente para su imagen de mandatario que desea manejar con transparencia los dineros del pueblo, más aún cuando el gobierno por salir ha triplicado el monto del adeudo.
La selección de sus colaboradores es otro asunto de interés colectivo. Su capacidad de análisis al momento de elegir deberá implicar visión y responsabilidad, sobre todo en aquellas personas que designará para manejar las dependencias encargadas de las finanzas públicas y la administración de justicia, delicadas tareas en que la corrupción y la impunidad no deberán tener disculpa.
El triunfo de José Rosas Aispuro Torres ha sido resonante. Pero la prueba de fuego que tendrá que afrontar apenas viene, se vislumbra difícil y agotante si está dispuesto a trabajar con pasión y entrega, el éxito de su carrera política dependerá de sus esfuerzos y logros como gobernador a favor de los duranguenses, ciudadanía que exige mejores niveles de vida y que está harta de gobernantes mentirosos y corruptos.
Domingo Deras Torres,
Gómez Palacio, Dgo.
