Dueños de qué... dueños de nada
Sin duda, desnudo nací y no traje nada, y sin duda nada me llevaré dijo Job...
La historia de Job es sorprendente. En un día perdió todo, menos a su mujer que lo fastidió el resto de sus días.
Menciono a este personaje bíblico que fue un varón de Dios; recto, piadoso, temeroso de Él y apartado del mal y aún más íntegro.
Hoy estas cualidades nos faltan a muchos de nosotros; nos afanamos por lo material y nos olvidamos de lo más importante: lo eterno.
Porque en este mundo estamos de pasada, nuestro fin es eterno, no olvidemos nuestro ser tripartita es decir alma, cuerpo y espíritu.
Como muchos de nosotros podemos dormir; gente política, empresaria, religiosa que amasan grandes fortunas a costa del trabajo, sufrimiento y creencias de los demás, sin embargo todavía hay gente honesta y que sirve y apoya a los demás, porque saben que bendiciendo a los demás, Dios les bendecirá.
Una vez le preguntaron a un apoderado de un hombre muy rico, cuando murió qué había dejado, el licenciado muy coloquialmente le responde “todo”, no se llevó nada absolutamente nada.
¿Cuándo ha visto en un cortejo funerario que detrás de él vaya un convoy de camiones de mudanza con todo lo que el difunto tenía?, para eso tendría que crear un megapanteón donde todo lo enterrarían con él; para eso se tendría que excavar una fosa como una cancha de futbol, ¿no cree usted?
Tal vez aquí queda la famosa canción de Antonio Aguilar, “no ser llevaría ni un puño de tierra”. La desigualdad, la avaricia, el ansia de poder de unos pocos son el mal de muchos, de ahí vienen las guerras, los problemas étnicos, religiosos y sociales que muchos países desde la antigüedad han tenido hasta el día de hoy.
Es mejor que cuando usted y yo partamos de este mundo, lo recuerden como un ser que se dio a sí mismo, tal vez con una sonrisa, un abrazo, un te quiero, no necesariamente con dinero o con algo material.
¿Sabía usted que lo más valioso es nuestra vida y no tiene un valor monetario?, si nos rentaran por el aire que respiramos o por el corazón, pulmón o por el riñón que nos sirve para vivir bien, activos y sanos, o por el cerebro con el que pensamos, si nos cobraran por día no podríamos pagarlo.
Recuerdo una anécdota de un hombre que compró un reloj caro, y le dijo a su mujer guárdalo para un momento especial, pasaron muchos eventos y no quiso ponérselo, tal vez por temor a que se lo robaran, sin embargo le llegó la muerte, ¿y sabe qué?, fue el día especial que llegó para él. La esposa ese día le colocó en su mano el reloj que tanto quiso y que en vida no se lo puso, así somos muchos de nosotros, no somos para nosotros mismos.
Disfrute de la vida, de su familia y de los que lo rodean, porque nuestra vida es como la neblina, en un rato está y al rato desaparece. ¿Usted qué piensa?
Jesús Rodríguez Ruiz,
Torreón, Coahuila.