Reformar leyes sin transformar realidades
El pasado 20 de mayo El Siglo de Torreón tuvo a bien publicarme una nota en la que me refería al “destrabamiento” de las “leyes anticorrupción” que en esos días, ya para concluir el período legislativo, se jaloneaban en la cámara de senadores si se discutía o se pasaba a un período extraordinario. Como es lógico, y de acuerdo a sus perversas estrategias, ganaron los priistas y socios. El asunto se llevó a un período extraordinario.
Se tomaron los priistas y los “verdes” el tiempo suficiente para afinar su perversa estrategia, y cuando consideraron el tiempo oportuno (después de las elecciones) determinaron que se abriera un período extraordinario para analizar las leyes secundarias de la Ley Anticorrupción, en las que se incluiría la llamada iniciativa 3 de 3 de la Anticorrupción.
Todo un teatro (algo ya muchas veces visto) en el que los llamados legisladores de oposición toman también su papel defendiendo airadamente lo que saben que está perdido de antemano. Se vieron, como siempre, muchas discusiones, desveladas sesiones maratónicas y finalmente los priistas y socios mayoritearon unas leyes que creo difícil que los duchos en asuntos legales puedan entender, pero para los legos, es absolutamente imposible su comprensión. Lo que queda perfectamente claro es que tiene tantos recovecos y condiciones (fiscales por aquí y fiscales por allá que serán nombrados por....) que va a ser de lo más sencillo violar tales leyes por los expertos en violarlas, que son el PRI y sus protegidos.
En la nota a que me refiero al inicio, apunté: “Los priistas y socios jamás van a aceptar una ley que los afecte en lo que mejor saben hacer, y le van a seguir dando largas hasta que salga una ‘ley anticorrupción’ exactamente a su medida, con las suficientes rendijas y puntos oscuros para que los haga impunes. Así ha sido siempre y así será mientras el PRI tenga vida”.
Pero de repente apareció un actor inesperado: el tema que afecta al sector empresarial, cuyos miembros tendrán también las obligaciones (declaraciones) de presentar cumplidamente la misma información que deberán presentar quienes ocupen un cargo público. Y ardió Troya, pues los empresarios de inmediato “tomaron la calle” (obstruyendo el tráfico, lo que odian en otros) para manifestarse porque, según dicen, fue un verdadero “madruguete” que los afecta directamente. Esta historia de los empresarios “agredidos” va para largo y seguramente va a dar mucho de qué hablar. Ya lo veremos. Ya los cínicos del PRI salieron a decir que si alguien lo solicita ellos están puestos para revisar las leyes aprobadas. ¡El colmo!
Por lo pronto yo recomendaría la lectura de los artículos de René Delgado y Diego Petersen Farah, que ponen bastante luz sobre el asunto de la “ley anticorrupción”. Dice Delgado, entre otras cosas: “Reformar leyes sin transformar realidades es especialidad del tricolor”. Así ha sido siempre y así será mientras el PRI tenga vida.
Héctor Astorga,
Torreón, Coahuila.