Violencia local
Si el hombre fracasa en conciliar la justicia y la libertad,
fracasa en todo.
Albert Camus.
Sábado por la noche, salida habitual al “antro” para jóvenes de su edad. Yego y Xerina son novios y deciden ir al “Clássico”. Llegando las doce será el cumpleaños de ella y en una mesa cercana se encuentran sus compañeros de preparatoria del colegio legionario, sí, ese que en su publicidad de página de Internet dice “formar a sus alumnos con valores morales y religiosos sólidos” y además presume de “hacer equipo con nuestras familias compartiendo la responsabilidad de la formación” - Por lo que pide a Yego la lleve con ellos para que puedan felicitarla.
Estando ahí, él aprovecha para pedirle a uno de ellos se abstenga de molestarla a través de mensajes por celular, cosa que venía haciendo desde hace tiempo. Ya por retirarse de esa mesa uno de ellos llega y empuja a Yego, se hacen de palabras y salen del lugar en donde sólo discuten. Al volver a entrar, un “guardia de seguridad” del lugar atrapa a Yego por la espalda atravesando su antebrazo por el cuello (a punto de asfixia) y a la vez torciendo su brazo hacia atrás sacándolo por la puerta de emergencia a empujones. Ya afuera estaban esperándolo los cuatro chacales cobardes, esos que han recibido tan “excelente educación” por parte de sus familias y del “renombrado y piadoso” Colegio del Regnum Christi.
Yego tuvo que ser intervenido quirúrgicamente y pasar cuatro días hospitalizado a raíz de las lesiones que le dejaron los juniors rufianes. Dejó de trabajar por tres semanas y la placa metálica que le incrustaron en la quijada será su compañera de por vida. Los daños económicos ascienden a varias veintenas de miles de pesos, y el emocional y psicológico aún más onerosos.
Obvio que se trata de cuatro casos específicos fallidos en cuanto a la educación de valores. Ya sabemos que la violencia engendra más violencia y es menester de todos combatirla… es lo que menos necesita nuestra convulsionada nación en estos momentos.
Se ha presentado la denuncia formal ante las autoridades correspondientes a pesar de la poca efectividad que suelen tener estas instancias… pero es necesario seguir creyendo.
Que sirva esto para poner sobre aviso a jóvenes que acostumbran ese lugar, ahí los mismos “guardias” pueden ser los más peligrosos.
Por cierto, ¿cuándo hará algo la autoridad municipal para regular debidamente y contar con un padrón exacto de escoltas? No es poco frecuente que sus “patroncitos” los instruyan para que arremetan salvajemente contra quienes osan interponerse en su camino… y las nanas con pistola, ¡muy solícitos! a pesar de que les represente problemas personales con la ley.
Hay que interpretar esta historia como una excelente oportunidad para que los mequetrefes asuman las consecuencias de sus actos y aprendan la lección. Podría representarles evitarse un posterior y fatal desencuentro con gente que no responde de esta manera… sino todo lo contrario.
Esperemos que sus padres estén dispuestos a aprovechar la ocasión, ya son mayores de edad y deberán responder ante la justicia por sí mismos.
Nuestro país está como está porque cada quien hace lo que quiere y no hay consecuencias. La impunidad e injusticia nos están arrebatando la paz social.
Jaime Díaz de león.
Torreón, Coahuila.