México en las olimpiadas, reflejo de lo que somos como país
Desde que la televisión nos ha permitido ser testigos de las olimpiadas, máximo evento deportivo en el que se juntan a competir los mejores deportistas de casi todos los países, en casi todos las disciplina deportivas, lo que hemos visto, como denominador común en casi todas ellas, es que los resultados deportivos reflejan lo que cada país es como comunidad humana; sus triunfos o fracasos, no son producto de la buena o mala suerte, o de circunstancias fortuitas, son consecuencia lógica de su organización como sociedad, de su disciplina, de la calidad de su alimentación, del cuidado que sus gobiernos ponen en el desarrollo biopsicosocial de sus ciudadanos desde su tierna infancia e, incluso, desde la gestación misma. Estas son las bases de su potencial humano y de la condición física de sus ciudadanos. Pero, además, son necesarios suficientes y adecuadas instalaciones deportivas y entrenadores capaces que encaucen debidamente, en duros, adecuados y tesoneros entrenamientos, los talentos naturales de los atletas. Es la conjunción de todos estos factores los que dan por resultado la conquista de las medallas que luego celebran los pueblos.
Los pésimos resultados obtenidos por nuestra delegación en la olimpiada celebrada en Brasil, reflejan nuestra cruda realidad que, por dolorosa que sea, tenemos que admitir,: somos un pueblo pobre genéticamente mal dotado en lo físico, en su gran mayoría mal alimentado desde la gestación y después de ella (primer consumidor de refrescos en el mundo, primero también en obesidad) sin la fuerza, la responsabilidad y la disciplina necesaria para perseverar en el esfuerzo que exige un alto rendimiento para competir con los mejores del mundo; pero, además, sin suficientes instalaciones adecuadas, sin suficientes entrenadores capacitados, y con un gobierno al que no parece interesarle mayormente promover el deporte entre sus ciudadanos, que en vez de invertir en gimnasios, pistas, albercas, canchas, etc, invierte millones de pesos en absurdas campañas políticas o en la promoción de imagen de los políticos, amen de lo que se queda en sus bolsillos.
Cuando vienen las derrotas, siempre se aduce una u otra causa para justificarla y así vamos caminando de decepción en decepción. Admitamos la verdad, nunca será la mentira el pivote del desarrollo, y la verdad es esta: México no obtendrá los triunfos deseados, ni en futbol, ni en otras disciplinas deportivas, si antes no nos sacudimos la apatía, el desorden, la corrupción, y la irresponsabilidad que nos caracteriza como pueblo; nada obtendremos si no hacemos un esfuerzo serio, honesto, responsable, disciplinado y sobretodo, perseverante, por mejorar en todos los aspectos de nuestra vida comunitaria, pues como queda dicho en el titulo, el deporte es solo un reflejo de lo que cada nación es como pueblo.
Dr. Rodolfo Campuzano
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