‘No me quise enganchar’
A propósito de la declaración del alcalde de Torreón, publicada en El Siglo de Torreón el pasado 8 de septiembre del presente año; me permito hacer los siguientes comentarios al margen.
A pregunta expresa del reportero de por qué razón no había contestado al ciudadano que, cámara en mano, le cuestionaba sobre la calidad y oportunidad en la solución del drenaje urbano en la colonia Provitec; el alcalde contesta que la razón fue “porque no se quiso enganchar”.
Al respecto quiero aclararle al presidente municipal que el ciudadano es su patrón, que a él le debe respeto, tolerancia y transparencia, que a él es a quien debe responder sobre sus acciones.
Es el ciudadano común y corriente, es quien paga su sueldo y sus prestaciones, y jamás debe contestar con una respuesta tan desafortunada, por decir lo menos, como la que emitió en días recientes; que no responde “porque no se quiere enganchar”.
Mal haría el alcalde en engancharse con su jefe, más tarde que temprano estaría en la calle, lamentando su error. Al ciudadano siempre respeto, tolerancia y atención señor alcalde. Si es inteligente, como espero que lo sea, torpezas de este tamaño, jamás se deben repetir.
Y para acabar de aderezar el platillo se les ocurre, según las palabras del propio ciudadano, tratar de amedrentarlo y desprestigiarlo con amenazas y chantajes. Los tiempos ya cambiaron y hay quienes no lo quieren entender.
Ponga a trabajar a sus asesores, que buen sueldo han de estar percibiendo, para que lo dejen solo en situaciones como éstas.
Héctor Almaraz Aguilar,
Torreón, Coahuila.
***
Aplicar la ley... ¿sólo a los pobres?
Se dice, porque aún no se le ha probado, que en 2012 el Sr. Heliodoro Morales Medoza, campesino indígena zapoteca de Tlacolula de Matamoros, Oaxaca, estando en terrenos de una reserva federal protegida cazó tres conejos para darle de comer a su familia.
En 2016 es detenido y encarcelado y enfrenta una pena de nueve años de prisión y una multa de doscientos mil pesos. El número de pobres ha aumentado en México y, según el Coneval, la población en pobreza extrema, aquellos que no tienen dinero ni para comer, llega ya a once y medio millones de mexicanos. Para ellos, todo el peso de la ley. Mientras tanto, el INE solicita once mil millones de pesos para sus gastos y las elecciones de 2018 y más de mil doscientos millones para contruir el “Partenón de la democracia”.
Gobernadores de algunos estados hipotecan varias generaciones de ciudadanos al endeudar sus entidades federativas y se van con fortunas incalculables, situación que se repite en todos los niveles de gobierno. Diputados y senadores ostentan sueldos astronómicos y prestaciones absurdas. El derroche de dinero público en este país no es delito, mientras muchos se mueren de hambre. Y mientras la danza de los millones continúa en nuestro país, un pobre campesino, un campesino pobre, pasa sus días en prisión por el “gravísimo” delito de procurar el sustento de su familia. Aplíquese la ley... en los bueyes de mi compadre.
Germán Olivares García,
Torreón, Coahuila.