Corrupción
Desde el inicio de la humanidad ha existido la “putrefacción de un acto moral” o en términos más elegantes: corrupción. La corrupción degrada o fractura la conducta del ser humano. Para mantener una convivencia homogénea en la misma comunidad, la comunidad mediante reglas o leyes ha tratado de corregir las desviaciones de estas conductas que consideramos equivocadas.
Debemos aceptar que la corrupción es un acto natural del hombre.
En todas las religiones la corrupción es el mal o pecado original. Al nacer, el alma es pura, sin perversidad e incorrupta. Conforme va creciendo (el hombre) va adoptando comportamientos que no sólo forman parte de la educación en la familia, sino conductas que asimilan en el medio en que viven, conductas que pueden ser erróneas para el común denominador de la sociedad.
La corrupción no se da sólo con el intercambio de dinero, la corrupción se da en muchas formas. La omisión de un acto para privilegiar a un tercero sin percibir dinero o beneficio personal alguno, es corrupción.
Tenemos muchos casos de corrupción por omisión; cuando un funcionario público o privado omite un documento para otorgar una licencia o permiso; cuando un ejecutivo o gerente omite un requisito para aceptar un pedido o una solicitud de trabajo. Muchos ejemplos se pueden ofrecer que demuestren un acto de corrupción. También existen actos involuntarios de corrupción por ignorancia o por influencias de un superior, aunque siempre va a estar el juicio ético que nos dirá en nuestro interior que eso es (o no) un acto de corrupción.
Un acto de corrupción, no siempre puede caer en un acto ilegal. Recordemos que las leyes han sido creadas para cumplir con acciones a las que los han llamada legales, pero no siempre éticos o morales.
Los últimos escándalos de gobernadores mexicanos salientes (o por salir) han sido a todas luces actos inmorales, sin ética y de corrupción, pero están lejos de convertirse en ilegales y en consecuencia que sean sancionados. Eso es la impunidad.
La corrupción es darle una calificación más alta al alumno para que pase el año sin merecerlo. Corrupción es, no informar a un superior de un acto que realizó su compañero de trabajo, aunque éste no le afecte. Corrupción es pasar a la línea de cajas en un supermercado con 20 artículos, a pesar que sólo se aceptan 15. Corrupción es estacionarse en un lugar para discapacitados sin serlo. No sólo es complicidad, es corrupción, saber que sus superiores están tomando recursos y desviarlos a otros objetivos y no señalarlos. Simular actos jurídicos para obtener ventajas políticas o económicas es corrupción (¿nos recuerda a alguien?). No participar como ciudadanos, o hacerlo en contra de nuestros principios o deseos por una dádiva, también es corrupción.
La autoridad ha hecho hasta lo imposible para endosarnos o compartir la corrupción, pero si la misma autoridad cumpliera con las normas, reglas o leyes para detener o corregir actos de corrupción, ésta no estaría tan exacerbada como al día de hoy.
Corrupción se da en todas las sociedades, en todos los niveles socioeconómicos, en todo el mundo. Recordemos el escándalo de la FIFA, la permisividad en el sistema bancario suizo, El Vaticano. No hay organismo social o país que se salve de algún acto de corrupción.
Tampoco es una justificación ni licencia para que las autoridades mexicanas no cumplan con su deber y tampoco para que la ciudadanía haga lo que le venga en gana.
Así que antes de actuar, escuchemos a nuestra conciencia y juzguemos si va a ser un acto corrupto o no.
No soy psiquiatra, psicólogo o estudioso de la sociedad, es simplemente una opinión.
Víctor Alducin,
Torreón, Coahuila.