¿Combate a la corrupción?
Desde hace tiempo he venido manifestando mi convencimiento de que los mexicanos vivimos inmersos en una especie de encantamiento por la corrupción, aunado a una admiración y respeto por los corruptos que no pierden “la gracia” del sistema y muy al contrario son defendidos por éste a “capa y espada”: la llamada impunidad, pues.
Tenemos los mexicanos una inclinación a aceptar el fenómeno de la corrupción como una cosa natural, propia de nuestra idiosincrasia y de nuestra raza. Por ello el corrupto es considerado como un tipo inteligente y respetable ya que posee un sinfín de habilidades para hacerse rico en un corto tiempo trátese de políticos o del sector empresarial.
Desde luego la corrupción se practica desde tiempos inmemoriales en las diferentes culturas históricas y no es exclusiva de nuestro país, pero sí lo es el hecho de que aquí sea ya un hábito de los gobernantes en turno en los tres niveles de gobierno.
De antemano sabe uno que todo aquel que pretenda ser candidato para algún puesto dentro de las esferas gubernamentales, se rodea y “forma equipo” con aquellas personas que destacan no por su honorabilidad y capacidad para desempeñarse ejemplarmente a favor de la ciudadanía sino por su poca moralidad y habilidad para hacer trampas y dinero.
Al país entero debe darle vergüenza que en este momento haya varios exgobernadores (y sus fieles colaboradores) estén siendo señalados como altamente corruptos y que los partidos políticos a los que pertenecen hacen lo posible por deslindarse de ellos, al final de su mandato cuando pudieron hacerlo ante las primeras evidencias de sus inclinaciones por apoderarse indebidamente del dinero de los ciudadanos.
Hay varios exgobernadores que por ahí andan deambulando agazapados y protegidos por la impunidad que “el sistema” les brinda. El colmo lo tenemos en Coahuila. El profesor Humberto Moreira a quien se acusa de haber dispuesto indebidamente de miles de millones de pesos del erario, pretende competir por un puesto público en estas próximas elecciones.
Pero todo este barullo que se ha armado últimamente promulgando leyes anticorrupción ¿servirá de algo? Yo estoy seguro que será peor el remedio que la enfermedad ya que se pretende combatir a los corruptos a base de leyes elaboradas por los propios corruptos y hechas a su medida para ser violadas o evadidas. Todo el masacote anticorrupción traerá más corrupción y desde luego más puestos burocráticos y “más dinero tirado a la basura”.
Así ha sido siempre y así será mientras subsista el “sistema” que nos desgobierna.
Héctor Astorga,
Gómez Palacio, Durango.