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El teleférico de Torreón

La mayoría de los habitantes de Torreón conoció o supo de José Rodríguez Tenorio, un zacatecano nacido el 10 de junio de 1937, que llegó a Torreón siendo estudiante del seminario y que en esta ciudad se ordenó sacerdote en 1965. Aquí ejerció la profesión hasta su muerte, el 4 de diciembre de 2014. Su obra principal fue la creación del Cristo de Las Noas y su complejo turístico religioso.

Originalmente desde los años sesenta otro sacerdote, el padre Manuelito, inició la tarea de construir un Cristo en el cerro de Las Noas y lo logró, pero en forma modesta, medía ocho metros de altura y eso le pareció muy pequeño al reemplazo religioso, que fue el padre Rodríguez Tenorio, quien modificó el concepto y el tamaño de la obra, encomendando al escultor juarense Vladimir Alvarado, la construcción de un nuevo monumento, el actual, que mide 21.85 metros de altura, catalogado entre los más altos de Latinoamérica.

La obra se complementa con un templo de regular tamaño, construido con piedra del cerro y con mármol de la comarca lagunera, además de la réplica de algunos lugares santos de Palestina y Jerusalén, característicos del origen del cristianismo. El acceso peatonal, se habilitó por una escalinata de la misma piedra, desde la colonia Primero de Mayo y por una carretera para vehículos desde la colonia Zacatecas.

Las instalaciones incluyen también una casa de religiosas que cuidan el santuario, restaurante y área para eventos sociales relacionados con la religión y una terraza-mirador. Entre las características de trabajo que tenía el ‘padre grillo’, así le decían al padre Rodríguez algunos de sus amigos, estaba la constancia y la tenacidad; no dejaba pasar ni un día sin buscar cemento, arena, varilla, mano de obra y dinero, entre particulares y gobiernos, para que su proyecto siempre estuviera creciendo.

En ese proceso, pensó en complementar las obras con un teleférico y contactó empresas fabricantes de esos sistemas de transportación en varios países, como Italia y China. No logró ver que su idea se convirtiera en realidad.

A dos años de su muerte, El Cristo y La Laguna, tendrán un teleférico para atractivo turístico, que se está construyendo con recursos del gobierno federal.

Han surgido opiniones en contra de la construcción de esta obra de infraestructura con el válido argumento de que no es una obra necesaria y mucho menos prioritaria, en comparación con otras necesidades que saltan a la vista. Sin duda estas opiniones tienen razón, pero se trata de una obra gestionada durante muchos años y que en un proceso de conjugación de recursos se autorizó y no están los tiempos para rechazar las obras que se incluyen en los presupuestos anuales de egresos de la federación. Hay que aprovecharlas, porque no es fácil hacer cambios de un concepto a otro, sin el riesgo de perder los recursos.

Tampoco la construcción del Cristo de Las Noas era necesaria y mucho menos prioritaria, pero ya está y es un atractivo turístico para Torreón, ya es una referencia internacional. Fortalecer ese atractivo, deberá traer sus beneficios que deben ser bienvenidos y aprovecharse.

Todo lo que genere desarrollo para la región lagunera debe apoyarse, claro, sin dejar de buscar y exigir si es necesario, que se atiendan las necesidades urbanas y sociales de la comunidad.

No perdamos la brújula: cuidemos lo que tenemos, busquemos lo que nos falta, pero apoyemos lo que estamos logrando. Hay renglones y conceptos específicos en los que las acciones del gobierno y de la sociedad deben estar unificadas. Las discrepancias y los reclamos son válidos, pero las acciones que representen progreso, nos deben motivar a aceptar coincidencias, para seguir adelante.

Efrén Mireles,

Comarca Lagunera.

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