México, ¿qué hacer?
Recuerdo haber leído que en Australia, país con veinte millones de habitantes y con doscientos millones de bovinos, borregas principalmente de la raza Merino español o Rambouillet francés. Con esta abundancia en los mercados locales los carneros costaban como quince dólares como máximo, un gobierno socialista que habían votado los australianos, para ayudarlos les daban un subsidio de otros quince dólares por carnero. Aun así apenas sacaban para los gastos y no era una actividad rentable, la lana en Australia tampoco tenía precio y en fin, no estaban conformes.
Cuando inició el gobierno socialista, Australia tenía una reserva de seis mil millones de dólares, en dos o tres años, no lo recuerdo bien, no sólo se habían agotado las reservas, ya se debía otro tanto. En las siguientes elecciones que felizmente llegaron, no votaron por los socialistas, éstos perdieron las elecciones por una abrumadora mayoría.
Lo primero que hizo el nuevo régimen fue eliminar secretarías que tenían doce mil empleados y los dejaron en una docena y los incorporaron a otras ya existentes, en fin la burocracia quedó como en veinte por ciento de los que había. Entre otras medidas, eliminaron el subsidio del que gozaban los ganaderos y ya no pagaban los quince dólares anteriores.
Las protestas no se hicieron esperar y se reunieron los ganaderos, pero el subsidio no lo lograron. Sin embargo, de estas reuniones se formaron asociaciones y gestionaron negociaciones con otros países: varios de Europa, Japón y Estados Unidos y empezaron a vender canales de carnero a estos países.
Antes de seis meses estaban vendiendo las canales a sesenta y más dólares y en ocasiones a cien o más dólares. Mientras tenían el subsidio los ganaderos estaban desunidos y no prosperaban. Al quitarles el subsidio se unieron y vieron más allá de Australia, que por tener excedentes de carne bovina no había precios atractivos.
Lo que parece un contratiempo con la elección del presidente de Estados Unidos, tal vez nos sirva para voltear la vista a otros mercados y si hay que negociar un nuevo tratado de comercio con Estados Unidos hacerlo con inteligencia y lograr un beneficio para ambas partes.
El mejor y más duradero negocio entre dos partes es en la que ambas partes se benefician.
Sólo el tiempo nos dirá si podemos limar diferencias y hacer de México, un país que logre crear empleos remunerables y evitar que nuestros paisanos busquen en Estados Unidos un empleo que aquí no encuentran.
El camino no es fácil, ni corto, y habrá que empezar por la educación y preparación de nuestros jóvenes para darles la oportunidad que les hemos negado.
Raymundo Portilla,
Torreón, Coahuila.