¿Qué pasó?
El día 9 de noviembre el mundo amaneció sorprendido, perplejo, confuso: ¡Trump ganó! Todo el mundo se preguntaba ¿Qué pasó? ¿En que se equivocaron los encuestadores, los analistas, los comentaristas ¡Todos coincidían en que iba a ganar la Sra. Clinton! ¿Qué pasó?.
Las cadenas de televisión convocaron a sus expertos y los periódicos a sus mejores editorialistas para analizar el inesperado resultado. Las especulaciones de todo tipo empezaron a fluir: algunos atribuyeron su triunfo al enojo de los blancos porque cada día se ven desplazados por el creciente número de “extranjeros” que llegan en busca del sueño americano (mexicanos, hondureños, salvadoreños, cubanos, coreanos, árabes, vietnamitas, etc.) que se van “apoderando” silenciosamente de “su” país y que percibieron en el Sr. Trump como el superhéroe que va a “salvar” a la patria amenazada. Es difícil de entender, como no sea porque hay una hipocresía maligna, como un capitalista prepotente y explotador logra engañar a un pueblo presentándose como su salvador. Está visto que el votante no razona, se emociona, y esto lo hace manipulable. La democracia asi concebida está también en entredicho. Ya lo dijo hace muchos años Ghandi: “Si hay un idiota en el poder, es porque quienes lo eligieron están bien representados”. Hay quienes explican su triunfo atribuyéndolo a los errores cometidos por Hillary en el pasado y otros a la especie de trampa que le puso el FBI dando a conocer días antes de la elección más supuestas desviaciones delictivas de la candidata, para dos días antes desdecirse y exonerarla.
Según lo veo, la explicación no puede ser tan simple, ni la causa una sola, el fenómeno, a mi entender, es mucho más complejo y, creo, debe ser analizado desde el contexto de lo que está sucediendo en el mundo y no sólo en lo que sucede en Estados Unidos, por más que el asunto sea interno.
Hemos visto, no hace mucho, sucesos que en algo se le parecen: lo que sucedió en Inglaterra durante el referendo sobre el Brexit: en el que, paradójicamente, en un país que en un tiempo estuvo presente en todo el mundo, (en sus dominios no se ponía el sol) sus ciudadanos votaron, contra todos los pronósticos, mayoritariamente por aislarse del resto de Europa. Hemos visto en Colombia el absurdo incomprensible de que se votó mayoritariamente, también contra todos los pronósticos, en contra de un tratado de paz para terminar con una prolongadísima guerra. Hemos visto lo acontecido en España en donde tuvo que pasar casi un año para que hubiera gobierno porque no había una mayoría definida. Vemos como en Francia y Alemania hay conflictos entre pueblo y gobierno. Somos testigos de la cruel guerra en Siria. Y ahora esto: contra todos los pronósticos, los ciudadanos del país más poderoso del mundo eligen como presidente a un hombre que como candidato destacó el odio, la misoginia, la destrucción, la división, el racismo.
¿Qué pasa en el mundo? es la interrogante que tiene a todos inquietos ¿De veras será que los tiempos apocalípticos están cerca, como dicen los más pesimistas?
Mi opinión es que lo que se está manifestando es el fin de un sistema económico político extremadamente injusto: el neoliberalismo, que concentró la riqueza en unos cuantos y produjo en todas las latitudes millones y millones de pobres y millones y millones de desempleados, que eran abandonados a su suerte al ser sustituidos por máquinas que ofrecen más ganancias a los poderosos sin escrúpulos, a quienes no les importa el hombre, como al propio señor Trump. Las mujeres y los hombres jóvenes empiezan a despertar y exigen su lugar en el mundo y un cambio que ya tarda en llegar. Trump apoyado gracias al apoyo de los viejos conservadores que no quieren perder sus privilegios, pero en seguida los jóvenes se unieron para protestar contra sus absurdos principios y California ya está pensando en independizarse. Son los estertores finales de un imperio que tiende a su fin? Veremos qué pasa en un futuro ya no lejano.
Dr. Rodolfo Campuzano S.
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