‘Los pillonarios’
“En el PRI no cabe la corrupción y la impunidad, aquí somos honestos”, éstas fueron algunas de las frases expuestas por el mandatario de la nación, Enrique Peña Nieto, durante el VI Congreso del Consejo Político Nacional del partido de donde emergió para ser electo hace ya cuatro años.
Y no supe de momento si reír, llorar o gritar al escucharlo pensando en que como muchos políticos de este país están muy distantes de la realidad que “la plebe” vemos en estos días.
La delincuencia organizada, la otra, la que no usa armas para sus actividades sino sus fueros y relaciones políticas está a un ritmo imparable, robando a diestra y siniestra en cada uno de los estados del país a sabiendas que el brazo flaco y corto de la ley no los va a alcanzar, y si lo hiciera sería tan sólo un manazo como aquél que una buena madre propina a sus chiquillos cuando se quieren comer el pan antes de poner la mesa.
Entonces ¿si en el PRI no cabe la corrupción ni la impunidad debemos pues remitir y entender que en el PAN sí?, y ¿en el PRD también?, ¡pues sí! Lo estamos viendo. Entonces ¿debemos entender que si en el PRI no, en el gobierno sí?, ya que los rateros más conocidos y sobresalientes del país lo han hechos al amparo de su propia investidura, siendo gobierno. Y los cuatro partidos más conocidos están en la pelea.
¿Qué maldición tenemos que pagar los mexicanos de un país tan rico para tener gobiernos explotadores que forman la élite de estos “pillonarios” que gozan de toda influencia y toda libertad?
Hace semanas el mismo presidente decía en otro de sus mensajes que en tema de corrupción “nadie se salva” que no hay quien tire la primera piedra y hoy nos da a entender con su mensaje “salvo el PRI”.
Las grandes ligas de la corrupción saltan a la vista y no es necesario tratar de justificar a nadie. El Verde Ecologista no escapa a esta retórica de los grandes delincuentes a los que Elliot Ness bautizaría, seguramente, como “Los Intocables”.
Las pistas de su actuar se ven desde los primeros años en el puesto, pero nadie se atreve a mencionarlo pues se le puede tachar de difamador, mentiroso, envidiosos, “mala leche” y hasta pagado por un enemigo político para hacer ver mal a aquel pobre que nos brinda todo su esfuerzo en pos de su nación, de su estado, de su municipio. Y luego hace obras, con nuestros impuestos, las inaugura como si él la hubiera hecho, promueve su imagen y para colmo, todavía, le aplaudimos.
Los nuevos “pillonarios” no serán verdaderamente juzgados en México, eso sólo sucederá si los Estados Unidos les agarran una patita y se los llevan o en su caso un país europeo, como España. Allá no son nadie, no tienen influencias, allá se les persigue pues más que una acción ejecutiva y legal, hay una ganancia de grandes cantidades de dólares en incautación de bienes, cuentas y todo aquello que no puedan probar que fue adquirido con su salario o su propio esfuerzo.
Bueno, muy bueno sería para nosotros que Donald Trump se abocara a ello y enjuiciara a cuanto político corrupto mexicano pisara su país; no importa que les quite su dinero, finalmente ya no es de México, nunca nos lo van a regresar.
Teniendo instituciones tan representativas en México debemos esperar que sea en el extranjero donde nos den la satisfacción que aquí esperamos.
Pero como siempre, no son las instituciones ni las leyes, son los hombres encargados de aplicarlas los que no lo hacen.
Se acercan dos años de elecciones, a quién dará usted su “voto” de confianza porque antes, en esas clases de civismo que llevamos en secundaria se nos decía que votar era “para hacer patria” hoy votar es para elevar a muchos pillos al poder, otorgarles por día, varias veces, decenas de veces, el salario mínimo y muchas prestaciones. Vote, haga “pillonarios”.
Miguel Gerardo Rivera,
Gómez Palacio, Durango.