A diferencia de lo ocurrido con Ronald Reagan en octubre de 1980, el candidato republicano Donald Trump perdió una oportunidad dorada para afianzar su camino hacia la Casa Blanca.
El empresario inmobiliario tuvo un pésimo desempeño en el debate contra la aspirante demócrata Hillary Clinton, quien sin emplearse a fondo consiguió poner contra las cuerdas a su oponente.
Trump se mostró ignorante, indeciso, bravucón e impaciente mientras que Clinton logró articular dos o tres ataques certeros contra el neoyorquino al tiempo que impuso una imagen de presidenta ante las cámaras de televisión.
Se esperaba que el candidato republicano superara a Hillary en su presencia a cuadro, habida cuenta de su experiencia en programas televisivos de reconocido éxito a nivel nacional.
Todo indica que Trump no ensayó a fondo su papel como protagonista de este primer debate y optó por actuar como actor de reparto.
A escasos días de las elecciones, el presidente Jimmy Carter y su rival Ronald Reagan protagonizaron en 1980 el debate televisivo más visto en la historia hasta el realizado el pasado lunes entre Clinton y Trump.
Poco más de 80 millones de televidentes siguieron paso a paso -durante 90 minutos-el intercambio de ideas y ataques entre los candidatos a la Presidencia que según los medios escritos y buena parte de las encuestas, fue ganado por amplio margen por Carter.
Sin embargo, una semana después, el martes 4 de noviembre, Ronald Reagan propinó una dolorosa derrota a Carter al ganar 44 estados contra 6 de su rival y acumular el 50.7 por ciento de los votos contra el 41 por ciento del oriundo de Georgia. El 6 por ciento restante fue obtenido por el candidato independiente John B. Anderson.
En aquel entonces Carter se dedicó a descalificar a Reagan a quien consideraba como un político radical, extremadamente peligroso y poco conocedor de la actividad pública.
Al día siguiente del único debate presidencial, la agencia Gallup dio una ventaja del 11 por ciento a Carter sobre Reagan, en las preferencias electorales.
En el debate Clinton-Trump, la encuesta de CNN dio a la primera como ganadora con un 60 por ciento de acuerdo a un sondeo de opinión, sin embargo al momento de escribir este artículo todavía no se conocían las encuestas sobre las preferencias electorales que es de esperar serán lideradas por la candidata demócrata.
Pero para bien o para mal, queda claro que los debates no deciden las elecciones, sirven para afianzar su preferencia a votantes ya decididos y para que un porcentaje de los indecisos tomen partido.
Pero ganar el debate no es sinónimo de victoria electoral. Menos todavía en estos comicios tan disputados porque quedan pendiente de realizar dos debates presidenciales más además de los encuentros entre los aspirantes a la vicepresidencia de Estados Unidos.
Trump dejó mucho que desear en la discusión con Hillary, pero le quedan 180 minutos de debate en donde pueden ocurrir muchas cosas. Innumerables candidatos logran recuperarse en un segundo o un tercer debate, ya veremos si esto ocurre con Trump o por el contrario si Hillary Clinton termina por mandarlo a la lona y derrotarlo por nocaut.
Por cierto, fueron 84 millones de televidentes los que siguieron este debate por televisión e Internet para convertirse en el más visto en la historia de los Estados Unidos.
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A propósito, un alto número de mexicanos y particularmente de los medios de comunicación seguimos este debate como si se tratara de una elección en nuestro país. ¿No sería mejor ponernos a trabajar y olvidarnos un poco de lo que pudiera ocurrir en la arena norteamericana porque a final de cuentas lo más importante para la economía y la política nacional es lo que hagamos los mexicanos y no quien será el futuro inquilino de la Casa Blanca?... Interesante saber que el expresidente George Bush manifestó su apoyo a Hillary Clinton a pesar de militar en el partido contrario y algo similar sucedió con el periódico Arizona Republic de Phoenix al dejar su línea conservadora y expresar su respaldo a la exprimera dama estadounidense.
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