Futuro incierto. No sólo los millones de migrantes se verán afectados por las medidas de Trump, sino también miles de empresas y trabajadores en nuestro país.
El futuro del Tratado de Libre Comercio y la suerte de aproximadamente 6 millones de mexicanos que viven sin documentos al otro lado de la frontera norte son los temas que más preocupan a los especialistas en México frente al próximo arribo del republicano Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos.
Luego que la cadena de noticias CNN reveló que Trump revisará la política comercial de Estados Unidos, incluido el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, las suposiciones dejan el lugar a las certezas.
"Hay motivos para preocuparnos", dice Érik Fernández, coordinador de la licenciatura en relaciones internacionales de la Universidad Iberoamericana. Sin embargo, aclara que "una cosa es lo que diga el candidato y otra lo que pueda hacer el presidente".
Si Trump quiere cambiar las reglas en materia de libre comercio, explica el académico, necesitará del Departamento de Comercio de su país, y de distintas comisiones en la Cámara de Representantes y el Senado.
"Sobre todo de este último, que es la instancia que revisa los tratados, acuerdos y negociaciones de Estados Unidos con los distintos países del mundo, y particularmente con México", dice Fernández.
El académico advierte que Trump ha utilizado el TLCAN y el Acuerdo Transpacífico (TPP) para adjudicarles la culpa de la falta de empleos en su país. Pero no tiene clara su importancia, por ejemplo, para la industria automotriz de su país.
"Tampoco se da cuenta que buena parte de la industria en México no es de capital estadounidense: tenemos japoneses, alemanes, coreanos y algunas plantas de Estados Unidos, quizá la más importante que es Ford". Érik Fernández considera además que los empresarios y las cámaras empresariales estadounidenses serán un factor clave en la presidencia de Trump y en sus propósitos. "Ellos -dice- le van a poner condiciones, porque muchos son sus propios competidores y no han tenido con él muy buenas relaciones".
De modo que el futuro del TLCAN no depende sólo de la voluntad de Trump, explica el académico, pues incluso entre los senadores y diputados republicanos hay intereses que los unen con los industriales de su país, que van más allá de Trump y de lo que será su gobierno.
"No es tan fácil decir: se va a modificar. Es una negociación larga, que sin duda debió ocuparnos como país desde hace algunos años, y especialmente desde que comenzaron las campañas en Estados Unidos, porque incluso Hillary Clinton tenía en tema en su agenda", afirma.
En el caso del TPP advierte que es muy probable que Trump vaya por su cancelación, pues es un tratado que él vincula a los intereses de otros países y, sobre todo, a Clinton. "Como empresario ha estimado que ese tratado estaba impulsado particularmente por el grupo de economistas de Hillary y de Obama", dice Fernández.
La posibilidad de revisar el TPP sería "una oportunidad interesante para México", dice. "Todavía se puede renegociar porque el Senado estadounidense ni siquiera ha visto de manera amplia sus condiciones, y ahí sí habría la posibilidad de que se revirtiera".
Para Érik Fernández, la posición de Trump frente a México y la posibilidad real de revisar el TLCAN obliga a México a atender más los tratados que tiene con otros países.
"Fuimos firmando y sellando acuerdos y tratados por todo el mundo, pero lo cierto es que las exportaciones siguen concentradas en Estados Unidos, y con o sin TLCAN siempre hemos tenido este nivel de intercambio comercial", dice.
Esto significa que 20 % del resto de las exportaciones mexicanas aprovecha otros tratados, "lo que no corresponde precisamente a una mirada de diversificación comercial".
El académico expresa también preocupación por el papel que desempeñará Estados Unidos en la Organización Mundial de Comercio. "La preocupación no es sólo de México, sino también de otros actores como China", que recientemente se integró a esta instancia multinacional.
"Sin duda es un momento importante para replantear la política comercial exterior, y para cuestionarnos dónde pusimos nuestros intereses", dice Fernández.
Pero en este momento, aclara, lo más importante será conocer la estrategia comercial de Trump con el mundo, porque "Estados Unidos no es una empresa".
LA URGENTE DEFENSA DE LOS INMIGRANTES
Además del TLCAN, el gobierno de México deberá estar muy atento de lo que ocurra con los migrantes mexicanos en Estados Unidos, pues hasta ahora ha sido un tema que ha dejado pasar de largo, advierte José María Ramos García, investigador del Colegio de la Frontera (Colef).
México tendrá que demostrar su responsabilidad con los connacionales que viven sin documentos en Estados Unidos, pues el balance es negativo si se considera que
Durante la administración del presidente Barack Obama han sido expulsados alrededor de 2.5 millones de indocumentados mexicanos, "y el gobierno no hizo nada".
De allí una duda, dice: "¿México va a reclamar a Trump lo que no hizo con Obama?" Por eso considera que es prioritario plantear el tema desde la primera reunión que sostenga el presidente Enrique Peña Nieto con Trump, para revertir una política que en los últimos ocho años de la administración de Obama ha sido negativa para México.
"En la definición de esa agenda deben estar presentes las prioridades mexicanas y que México las asuma", dice.
El investigador considera que uno de los primeros pasos que debe dar el gobierno mexicano es fortalecer el área jurídica de la cancillería para monitorear los casos de violación a los derechos humanos y civiles de los migrantes mexicanos.
"Las autoridades también deberán vincularse con organismos de la sociedad civil para dar a conocer los aportes económicos, financieros, políticos y artísticos de los migrantes", dice.
Además, frente a la amenaza de deportaciones masivas, que ya de por sí ocurren, pues al año han sido expulsados aproximadamente 100,000 migrantes, el investigador propone apuntalar a las ciudades fronterizas del país.
"Esas personas buscarán empleo", dice.
Hasta ahora la prioridad del gobierno ha sido la asistencia, pero ésta ha sido insuficiente. "Aquí el reto es dar opciones de empleo".
Ramos García advierte que durante la administración de Obama, México y Estados Unidos fortalecieron sus relaciones comerciales, pero dejaron de lado temas como la migración, el narcotráfico y el tráfico de armas, que deberán abordarse con el próximo presidente.
"El tema de la agenda ha sido hasta ahora la construcción del muro, pero con Obama se construyeron como dos o tres bardas, y nunca fue tema", destacó el investigador.
Ahora, advierte, hay nuevos retos para asumir una agenda común de seguridad fronteriza y así como el apoyo a los migrantes mexicanos.