El Director de Desarrollo Económico del Municipio de Torreón proclama "el final de una sequía de inversiones", sin que exista una estrategia de fomento trazada por la autoridad que se encuentre en proceso de ejecución, que justifique el optimismo que conlleva el anuncio.
Al menos es digna de reconocimiento la honestidad del funcionario, que acepta que la recuperación no es consecuencia de ninguna acción de gobierno, sino que deriva de la simple inercia de rebote posterior al colapso sufrido por nuestra ciudad en los últimos años, porque a su decir: "Nuestras desventajas se convirtieron en ventajas competitivas; la tierra es más barata que (en) las otras regiones con las que competimos, tenemos mano de obra calificada y estamos más económicos (más baratos) que la zona de Saltillo… nuestras debilidades se convirtieron en fortalezas…".
Interpretando las declaraciones del responsable de la promoción del desarrollo económico de nuestra ciudad, la economía repunta porque tocamos fondo y no era posible estar peor; la mejoría es gracias al esfuerzo productivo de la sociedad en su conjunto y ocurre a pesar de los malos gobiernos actuales que padecemos a nivel de Estado y Municipio.
Si los números declarados por la autoridad son ciertos, habría que reconocer que Torreón ha mejorado su nivel de empleo, dejando atrás el índice de desempleo de ocho por ciento que flageló a Torreón durante la administración de Eduardo Olmos, para colocarse en la actualidad dentro del rango de la media nacional, con un nivel del cinco por ciento de desempleo.
Las noticias son optimistas, pero no es momento de echar campanas al vuelo. Aún falta que las expectativas favorables se cumplan y que en efecto, los planes de inversión que se han anunciado con bombo y platillo en las últimas semanas aterricen en empleos de calidad contantes y sonantes.
Una señal que sugiere que estamos lejos de esa posibilidad de concretar, lo ofrecen las declaraciones vertidas por la encargada de indicadores económicos del Instituto Municipal de Planeación y Competitividad (Implan), publicadas por El Siglo de Torreón el lunes pasado. La funcionaria repite la cantaleta que hemos escuchado del gobernador Rubén Moreira desde que tomó posesión hace cuatro años y meses, según la cual nuestra región carece de una vocación económica definida, en cuya planeación deberá trabajar el Implan según declaración de la vocera del Instituto.
La realidad es que el principal freno para el desarrollo económico es la quiebra económica de las finanzas públicas del estado de Coahuila, que ocasionan impuestos altos y servicios públicos caros y malos; nula capacidad de planeación y desconfianza de los inversionistas frente a un gobierno autoritario y mediocre.
Es evidente que nuestra región tiene una vocación productiva específica múltiple plenamente identificable para efectos de planeación estratégica y el hecho de que los gobiernos actuales estatal y municipal sean incapaces de reconocerla, no quiere decir que no exista. El desarrollo histórico agropecuario, industrial comercial y de servicios están a la vista, sustentados en un sistema educativo de buen nivel; las oportunidades a nivel nacional e internacional son reconocibles.
La vocación existe, y está determinada tanto por la geografía física y humana de la región como por virtud de antecedentes de nuestra historia productiva, cuyo conocimiento y experiencia están al alcance de cualquiera que quiera enterarse.
Se entiende que las anteriores son meras generalidades, pero ofrecen elementos suficientes para que los gobernantes actuales de Torreón y de Coahuila hubieran llegado a sus puestos con un plan y una propuesta formal de desarrollo económico, que de haberse realizado en tiempo, a estas alturas estaría rindiendo frutos en acciones concretas.
A estas alturas, no tiene sentido que la referida vocera del Implan de Torreón siga con la verborrea según la cual: "será necesario trabajar durante un año (mas) en la elaboración de un diagnóstico, puntualizar las metas en materia industrial, acordar políticas públicas, estrategias y acciones que incentiven desarrollo equilibrado y dinámico… etcétera, etcétera, etcétera".