Siglo Nuevo

Helen Hurley Brown

Entre el feminismo y la frivolidad

Foto: Evertett Collection

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REDACCIÓN S. N.

Nacida en Green Forest, Arkansas (Estados Unidos) como Helen Marie Gurley, el 18 de febrero de 1922, fue una exitosa escritora y posteriormente editora en jefe de Cosmopolitan, una de las revistas femeninas más influyentes del mundo.

Sus inicios fueron difíciles; su infancia transcurrió entre su ciudad natal y Little Rock hasta los diez años, fecha en que falleció su padre en un accidente de elevador. Sin dinero, su madre, su hermana Mary y ella se vieron en la necesidad de mudarse a Los Ángeles, California, donde al poco tiempo su hermana contrajo polio. La familia permaneció ahí hasta que Helen se graduó de la preparatoria y luego se trasladaron a Warm Springs, Georgia.

Más tarde Helen cursó un semestre en la Universidad de la Mujer de Texas (TWU) y posteriormente regresó junto con su madre y su hermana a Los Ángeles para estudiar en la Woodbury University, de donde se graduó en 1941. En 1947 su madre y su hermana se fueron a Osage, Arkansas, mientras que ella se quedó en Los Ánegeles.

Trabajó como secretaria para William Morris Agency, Music Corporation of América, la agencia de talentos Jaffe y la agencia de publicidad Foote, Cone & Belding, fue en esta última donde su jefe notó la gran habilidad que tenía para la escritura, por lo que la envió al departamento de redacción. Trabajando duro y enfrentándose al recelo de sus compañeros, mayormente hombres, Gurley se convirtió en una de las redactoras de anuncios mejor pagadas en los años sesenta.

ROMPIENDO ESQUEMAS

Se casó con el entonces escritor y editor David Brown en 1959, quien a la postre se convertiría en un productor de cine. David y Helen conformaron un matrimonio estable y duradero en el que sobresalía la admiración del uno por el otro. En el documental titulado Helen Gurley Brown (2009) David da muestras de ello al asegurar que “es un gran afrodisíaco que la mujer sea inteligente”.

Convencido del gran talento de su esposa, David la animó a escribir un libro sobre su vida de soltera, así nació El sexo y la mujer soltera (1962), un libro que rompía con todos los esquemas en cuanto a la mujer y su sexualidad y que se se convirtió en bestseller. Con él, Helen acaparó todos los reflectores, hizo una gira por todo el país y recibió la invitación de un sinfín de programas de televisión para hablar de las premisas de su publicación: no es necesario casarse para tener una buena vida y el sexo no pertenece a los hombres. Ambas aseveraciones hoy incuestionables resultaban entonces muy polémicas, para un gran sector de la población, pero Helen Gurley sabía que había muchas mujeres que se identificaban con ella, que siendo solteras estaban interesadas en el sexo, pero nadie se había atrevido a hablar al respecto en público.

El éxito que cosechó con El sexo y la mujer soltera se vio reflejado en las miles de cartas que recibía de sus lectoras, a quienes respondía afanosamente. Para aminorarle el trabajo, David le propuso hacer una revista, a lo que Helen accedió. Posteriormente David se enteraría de que estaban a punto de cerrar Cosmopolitan (propiedad del magnate William Randolph Hearst), publicación de gran tradición literaria cuya popularidad se había ido a pique, así que se le ocurrió proponer el concepto de la recién creada revista de Helen para Cosmopolitan. Así fue como en Helen Gurley Brown tomó las riendas de la revista en 1965, la reinventó y la convirtió en uno de los productos editoriales más vendidos y más imitados a nivel mundial.

LA CHICA COSMO

La editora, quien hizo famosa la frase "las chicas buenas van al cielo y las chicas malas van a todos lados", consiguió multiplicar los ingresos por publicidad de la revista, llevando hasta su portada modelos sensuales, contenidos provocativos y un "nuevo y fresco punto de vista que atraía a las jóvenes", según Hearst.

Helen Gurley Brown tenía muy claro la imagen que quería proyectar con sus portadas “no vamos a mostrar a la vecina, a la chica que trabaja en la biblioteca, a la que vende lociones en una tienda departamental; vamos a mostrar a una chica que a todo mundo le gustaría mirar”.

“La chica cosmo es una mujer de entre 18 y 34, que es tradicional en muchos sentidos, ama a su hombre, ama a sus hijos, pero no quiere vivir a través de otras personas, quiere lograrlo por su cuenta. No quiere ser sólo la madre, la estudiante honorable, la novia, o la jugadora de rugby, o la hermana del rockero o la esposa, la ejecutiva; ellas quieren hacer algo por lo que obtengan reconocimiento y autoestima, y estima de los demás, quieren hacer dinero”, llegó a declarar sobre su público meta.

Con todo esto buscaba inspirar a aquellas mujeres que como ella decía de sí misma, no eran suficientemente bonitas, animarlas a confiar en sí mismas, un mensaje empoderador que quizá adquirió de su madre, quien según ella misma reconoció nunca le dijo que era bonita, porque no lo era, pero que le dio algo mucho más valioso.

“Ella creyó en mi cerebro cuando no se suponía que las chicas tuvieran cerebro”, cuenta en el documental homónimo.

Pero al mismo tiempo que hacía llegar a las masas un mensaje que podría interpretarse como feminista implantaba un modelo estético aspiracional que contrasta con las convicciones de este movimiento.

En 1997, después de 32 años en el puesto y de haber multiplicado hasta 2,5 millones el número de ejemplares de la revista, la periodista canadiense Bonnie Fuller sucedió al frente de Cosmopolitan a Gurley Brown, quien pasó a ocupar el puesto de editora jefe de sus ediciones internacionales.

LEGADO CUESTIONADO

"Mi éxito no se basó tanto en una gran inteligencia como en un enorme sentido común", aseguró alguna vez la legendaria editora, quien también estuvo detrás de otras obras como The Single Girl's Cookbook (1969) y Sex and the New Single Girl (1971).

Tras su muerte, en 2012, a los 90 años de edad, se han generado debates sobre su legado. “Por un lado, ella era una mujer independiente, de gran alcance en la publicación que habló francamente sobre el sexo y animó a las mujeres a no ver el hecho como una vergüenza”, dijo Jennifer Pozner, directora de Women in Media & News; por otro lado, es la creadora de "uno de los productos mediáticos más sexistas y que más provocan sentimientos de vergüenza e inseguridad hacia el propio cuerpo han provocado en sus 100 años de larga duración”.

Otros, por su parte, la culpan de la promoción de un estilo de vida que ha erosionado la familia americana y dio lugar a un sinnúmero de tragedias personales para las mujeres que tienen relaciones sexuales ocasionales que dieron lugar a embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual.

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