Héroe del 23 de septiembre
Como nací en el pueblo, me crié en el pueblo y sigo siendo pueblo me gusta hablar de los héroes del pueblo, nuestros héroes, con la intención de enaltecerlos; también con el afán de mantenerlos en la memoria popular y con el propósito de lustrar, conservar y divulgar los ideales que sustentaron sus luchas y los convirtieron en ejemplo.
En este México de pueblo subyugado por la pobreza y el control no falta quien se rebele, no para resolver su problema individual sino, empujado por la intuición o la conciencia de que los problemas sociales requieren participación de grupos sociales, movilización colectiva.
Uno de esos héroes que surgen del pueblo y entregan su vida por él es tema del libro de Miguel Topete, Ayer, en la mañana clara. El subtítulo es Salvador Gaytán y el 23 de septiembre de 1965. De este héroe reseñé aquí otro libro, Salvador Gaytán: el guerrillero y el hombre, de Azucena Primero Macías.
En el libro de Topete se entrelazan las palabras vertidas por el guerrillero Salvador Gaytán en una entrevista y las de Topete que las va contextualizando. Las de Gaytán, sin pretenderlo, son una crónica que alza los peldaños por los que asciende el movimiento popular que integró. La crónica llega hasta el 23 de septiembre de 1965.
Las palabras de ambos se remontan hasta 1950, año en que la burguesía terrateniente intenta despojar de sus tierras y otras propiedades a indígenas y no indígenas de la sierra Tarahumara. Para defenderse de mejor manera los campesinos, con Salvador Gaytán, buscan la solidaridad de la UGOCEM (Unión General de Obreros y Campesinos de México).
Afiliados a la UGOCEM luchan con medios políticos y administrativos. Pero aquella burguesía apoyada por el gobierno va asesinando a sus líderes. A pesar de eso, durante la lucha se incorporan al lado del pueblo dos hombres que serán clave en la guerrilla: Arturo Gámiz y Pablo Gómez.
Acosados por la represión gubernamental y la crueldad de los caciques de la Tarahumara, narra en la entrevista Salvador Gaytán, empiezan a responder con las armas desde el comienzo de los años sesenta. Surge así la primera guerrilla contemporánea en México, con una actividad intensa a mediados de 1965.
En el relato de Salvador Gaytán entreverado con las palabras de Topete se ven las injusticias que padecían los serranos pobres de la Tarahumara, indígenas y no indígenas; también cómo la cerrazón del gobierno y la bestialidad de los potentados los indujeron a la lucha armada.
En la Feria Municipal del Libro de Guadalajara en mayo de 2016 me encontré Ayer, en la mañana clara. Salvador Gaytán y el 23 de septiembre. Doy los datos bibliográficos para quienes quieran buscarlo. Fue publicado en 2012 por Taller Editorial Casa del Mago y se puede contactar en lacasadelmago@yahyoo.com.mx. Tiene el libro un apéndice de fotos propiedad del Colectivo Primeros Vientos y otro que es una semblanza de Salvador Gaytán por José Luis Alonso Vargas.
Igual que varios otros libros, éste contribuye a preservar la memoria de las incansables luchas populares y a salvaguardar el ejemplo de quienes en ellas entregaron la vida, como el comando guerrillero que atacó el cuartel de Ciudad Madera el 23 de septiembre de 1965, hecho al que alude el subtítulo de Miguel Topete.
En esa ciudad y en esa fecha murieron para convertirse en ejemplares héroes del pueblo Arturo Gámiz García, Pablo Gómez Ramírez, Antonio Scobell Gaytán, Emilio Gámiz García, Miguel Quiñonez Pedroza, Oscar Sandoval Salinas, Rafael Martínez Valdivia y Salomón Gaytán Aguirre.
Sobrevivieron a la gesta revolucionaria Florencio Lugo Hernández, Francisco Ornelas Gómez, José Juan Hernández Adame, Guadalupe Scobell Gaytán y Ramón Mendoza Torres. Ahora los nombres de los trece florecen permanentemente en la memoria de la conciencia proletaria.
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