Siempre las pláticas por la mañana son las más fructíferas y emocionantes. De un tiempo para acá, los exfutbolistas prefieren hablar en este tipo de establecimientos matutinos, con un rico desayuno, unas cuantas tazas de café y una amena plática.
Jared Borgetti no es la excepción. El eterno 58 se sienta como un lagunero más, llega a un restaurante y le pide con humildad al mesero lo que quiere deleitar; el camarero entre asombro y cordura, se emociona en atenderle, pero no hace un gesto y se aguanta en pedirle una fotografía.
A casi 20 años del gol que le dio el primer campeonato a Santos Laguna, la gente lo recuerda con cariño, y lo reconocen al instante. Hasta el "viene viene" lo saluda, y no lo llaman por su nombre, sino por el mote de "campeón". Enseguida unas señoras como de 50 años se le acercan y le dicen: "Tengo todas sus fotografías y pósters, es usted un grande".
Me asombraba, y me preguntaba en mi cabeza: ¿Qué se sentirá ser Jared Borgetti? Es decir, ir a algún lugar público y repartir fotos como si fuera firma de autógrafos en Hollywood después de la premier de una película que espera récord taquillero.
No cabe duda que el nombre de Borgetti es más conocido que Leonardo Zuloaga, el fundador de Torreón. Con curiosidad, le cuestioné lo mismo que pensaba en mi cabeza, "¿Qué se siente ser así, Jared? Qué todos te alaben y te conozcan a cualquier lugar al que vayas".
Se le dibuja una sonrisa, se para al terminar el desayuno y me dice: "No sabes la satisfacción que se siente que personas que no conoces te digan que le piden a Dios para que yo esté bien. Pero va más allá de lo que hice en la cancha, siento que esos gestos de agradecimiento me llegan por mi persona, por mi manera de ser, existen futbolistas que no tienen esa conexión con los aficionados", dijo.
Solamente le contesté con una expresión de felicidad y supe que lidiaba con un caballero del futbol, un verdadero "Guerrero Inmortal". No por su paso en Santos, sino por lo que representa la persona de Jared Borgetti en el futbol lagunero.
El exdelantero de Santos me ofreció una entrevista inolvidable, donde en vez de hacer anotaciones fui un aprendiz de cómo es el futbolista. Cómo un pequeño diplomado en periodismo y sicología en el deporte. En ese momento me di cuenta del porqué es el máximo goleador de Santos Laguna y la Selección Mexicana.
A Oswaldo Sánchez le dan la oportunidad de ser inmortalizado. Tener un papel parecido al de Borgetti, incluso comparten características parecidas: Laguneros por adopción, campeones dos veces, seleccionados nacionales y líderes de opinión en la región.
Ayer, el cancerbero recibió ese premio que es el máximo detalle que puede ofrecer Santos Laguna: la estatua de Guerrero Inmortal. Las atajadas de "San Oswaldo" se recordarán y quedarán depositadas en esa estatua, en esa figura simbólica que conocerán las nuevas generaciones que no pudieron ver al "Eterno Capitán" en la cancha.
Jared Borgetti y Oswaldo Sánchez llegaron como desconocidos y se fueron como santos... cosa que solamente los caballeros como ellos pueden lograr.
Aquí la pregunta sería: ¿Cuántos Santos Inmortales de la jerarquía de ellos tendrá la institución?
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