España no siempre fue lo que es hoy. Pasaron años para llegar a la cúspide y convertirse en uno de los máximos referentes en el futbol mundial. Una serie de fracasos, humillaciones y partidos para el olvido fortalecieron a "La Furia" para tener una nueva identidad, como una bestia furiosa, algo inusual en los estándares del balompié actual.
En el libro "Héroes de nuestro tiempo" de Santiago Segurola (Editor de deportes en grandes periódicos españoles como El País y Marca), menciona la transición de una España dolida en el futbol a una eficaz y avasalladora, con tintes de campeonísimo.
En los Mundiales pasados, España pasaba desapercibido, como uno más, "La selección española era una broma", menciona una de las líneas de introducción. Incluso, el Real Madrid tenía años sin ganar la Copa de Europa y el Barcelona nunca la había ganado. El futbol español parecía perdido, sin un camino elocuente.
Hasta que los cambios llegaron y los árboles comenzaron a dar frutos con una sensacional camada de jugadores. Barcelona y Real Madrid como los principales aportadores de jugadores a "La Furia", de esos mismos equipos que se les dificultaba ganar la famosa Copa de Europa en aquellos años.
México pasa por algo parecido. No puede superar la faceta del México triste y fracasado al exitoso y contundente. ¿Qué pasa cada vez cuando se llega a una instancia importante y se hace un ridículo? Es como un ciclo, algo desconocido. Pareciera que le tememos más al éxito que al fracaso.
"El Tri" en el partido contra Chile fue una burla, fue el máximo reflejo del nivel competitivo de Concacaf. El futbol sudamericano sigue dando muestras de autoridad a pesar de que sus grandes "joyas" como Brasil y Uruguay se quedaron en el camino.
Es difícil asimilar, es una página negra en nuestro futbol. Ni la caída de Arjen Robben hace dos años, ni el fuera de lugar en el 2010, ni el golazo de Maxi Rodríguez en el 2006 se compara con tal humillación.
Los aficionados siguen exigiendo un técnico nuevo; alguien capaz que pueda manejar a unos jugadores que se sienten hechos a mano. La pregunta es la siguiente: ¿Quién es el bueno? Todos los entrenadores de México salen por la puerta de atrás, nos desesperamos y exigimos cambios poco pensados.
Nos convertimos en una clase de directivos al mando de un equipo que representa a un país que ya no quiere estar en el hoyo, en el fracaso o en la penumbra. Exigimos fingiendo sabiduría por la desesperación.
Así como España logró darle la vuelta a la página y no vivir de sus malos recuerdos, ¿Cuándo México será capaz de hacer eso? Desde sus futbolistas, directivos y propios aficionados que siguen temiendo al cambio y a revolucionar el futbol. La llave es la incorrecta, eso la historia no lo ha demostrado a base de patadas y golpes por la espalda.
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