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Historias de Banquillo

EL CLÁSICO MáS EMOCIONANTE

HUGO CARRILLO

Un clásico es un arte que se tiene que ganar a toda costa, tal y como lo dijo Carlos Reinoso en una entrevista que le hicieron para la televisión nacional: "Los clásicos se ganan, jugando bonito o feo, pero se tienen que ganar". Una de las máximas figuras del americanismo de todos los tiempos dijo mucho en una sola oración; el hambre de derrotar al rival se va desvaneciendo en las actuales plantillas de América y Chivas.

Es extraño, el futbol evoluciona constantemente para bien, desde los zapatos de futbol, jerseys, estadios, las tácticas y estilos de juego. Pero el "Clásico Nacional" parece ir en retroceso con partidos que quedan con sabor amargo, como si fuera un encuentro de rutina.

Desde aquel Clásico del Clausura 2005 que quedó 3-3, estos ojos no han visto un partido mejor; con todas esas características que dijo Reinoso. Un juego pasional donde perder era prohibido y se podía observar a los aficionados desafiando al rival con apuestas de dinero, cabelleras o alguna actividad que dejara a su amigo, familiar o vecino en ridículo.

Un tridente ofensivo americanista con Cuauhtémoc Blanco, Kléber Boas y Claudio "El Piojo" López que hacían vibrar a un Estadio Azteca repleto, dándole el debido respeto a un encuentro de esta envergadura. Ramón Morales, Alberto Medina y Francisco Palencia no se quedaban atrás por el lado tapatío.

Esos eran los "derbys" que todos querían ver. La iniciativa de los jugadores con una complexión no tan atlética, pero sí con el suficiente coraje para brindar encuentros memorables, de ésos que hasta la fecha se recuerdan con gran cariño y agradecimiento por el buen accionar en el campo.

La gente se les rendía, hasta parecía que los más de 90 mil espectadores arrojarían dinero al campo como si fuera un ring de lucha libre; asombroso y espectacular. Hoy sólo quedan recuerdos porque los clásicos parecen no apasionar más.

Los protagonistas de aquel encuentro del 2005, ya colgaron los botines o sus carreras están por acabar, tal vez con la excepción de Guillermo Ochoa, pero futbolistas como Óscar Rojas, Francisco Rodríguez o Alberto Medina van acabándose, viviendo en el recuerdo de haber formado parte de uno de los mejores clásicos de los últimos 15 años.

Fue un partido tan emocionante, que hasta Gilberto Alcalá (silbante de ese encuentro) seguramente toma como un trofeo el haber pitado aquella digna batalla llena de emociones y gritos de gol.

Es una realidad que el Clásico Nacional ha perdido categoría, no sólo eso, sino que carece de esa entrega que anteriormente había en los 22 hombres dentro del campo dando su mejor esfuerzo para regalarle a la afición un triunfo ante el acérrimo rival.

En esta jornada siete, América y Chivas tienen un compromiso con su tradición e historia, trataran de emular a aquellos jugadores que se partieron el alma para dar de qué hablar en un clásico, haciéndolo como debe ser: con espectacularidad, emoción y muchos goles por cantar.

Huggocarrillo94@gmail.com

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