Francisco Serna, de 73 años, quien fue abatido a tiros por un policía de Bakersfield, California, llevaba entre sus ropas un crucifijo y no un arma, reconocieron ayer autoridades policiales.
Serna, quien según sus familiares padecía problemas mentales, fue muerto el lunes cuando realizaba su acostumbrada caminata nocturna para enfrentar al insomnio.