La familia Peñoles junto al presidente santista, Alejandro Irarragorri. Juventud, presente en la sexta edición
Torreón, coah.- Miles de niños y jóvenes han llegado al estadio Corona con la intención de empezar a cumplir un sueño.
Uniformados y acompañados por el resto de sus compañeros de equipo, cobijados también por el cariño familiar, los pequeños futbolistas se convierten hoy en competidores que no descansarán hasta llegar a la Meta.
Se cuentan por montones en las tribunas del estadio. Ansiosos, ocupan sus lugares, se toman fotos, se saludan entre ellos y atienden a las instrucciones de sus entrenadores.
Una impresionante "alfombra" multicolor cubre ya una parte de la tribuna del estadio Corona. Representantes de más de 200 equipos, de diferentes puntos del país y del extranjero, han ocupado sus lugares. Escuchan atentos a lo que dicen los organizadores.
No es una jornada habitual en el Corona. A pesar de no ser día de juego, el entusiasmo se puede palpar como si en la cancha estuvieran los héroes de cada quince días.
Los organizadores siguen el protocolo. Los jóvenes escuchas no desesperan. Saben que aún falta para que llegue su turno de entrar en acción.
Por hoy, su rol consiste en empaparse de información. De comenzar a sentir el nerviosismo del día previo a los primeros partidos de una competencia importante.
Por ahora solo les corresponde ocupar un lugar en la grada.
Y sus entrenadores no pierden detalle. Se pavonean hinchados de orgullo. Quieren demostrar que tienen al mejor equipo.
La ingenuidad pueril se respira en el ambiente. Han venido jugadores de distintas edades y variadas nacionalidades.
Es el día previo a la competencia, día de disfrutar las atenciones de un cálido anfitrión, de recibir la bendición de mamá, de disfrutar los juegos pirotécnicos. Es tiempo de soñar. De dormir pensando en que el triunfo está por llegar.
Ya es de noche y la música aún suena en miles de corazones. Hoy todo será distinto, llega el día por el que han esperado tanto tiempo. Llega el día del juego.