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La amenaza de la brucelosis

Cuando las enfermedades animales afectan a los humanos

La amenaza de la brucelosis

La amenaza de la brucelosis

Roberto Iturriaga

La tendencia por comer lo “más natural” posible no siempre supone una mayor seguridad para los seres humanos, a través del tiempo se han desarrollado procesos de limpieza y mejora de cada uno de los alimentos que se encuentran en la canasta básica de toda familia, especialmente de aquellos que tienen un origen animal.

Comer lácteos sin pasteurizar o carne sin los estándares de higiene adecuados puede ser algo más que una apuesta “orgánica”, puede ser también la ventana a un gran número de enfermedades de origen animal que afecten la salud humana, entre esas la brucelosis, tan común como dañina.

La brucelosis tiene su origen en las bacterias del tipo “brucella”, afectan en mayor medida a cabras, vacas, cerdos e incluso perros, en el caso de los animales genera diversas complicaciones que pueden llevar a la muerte o casos de aborto, esto si no se cuentan con las atenciones veterinarias adecuadas, además de que puede darse un contagio numeroso si se detecta algún brote.

La resistencia y adaptabilidad de este tipo de bacteria la hace especialmente peligrosa, pues se puede transmitir fácilmente a los seres humanos si se consumen lácteos y derivados sin pasteurizar, además de carne infectada debido a la carencia de procesos de calidad.

Sin embargo, la brucelosis no solamente puede entrar al organismo humano a través de la comida, si la persona tiene contacto directo con animales enfermos, con excremento, si tiene inhalaciones constantes en corrales infectados o se manipula carne contaminada se corre el mismo peligro; tal situación deja especialmente vulnerables a quienes trabajan en corrales, granjas, empresas de procesamiento cárnico y de producción de lácteos.

Alguien puede darse cuenta de que sufre de esta enfermedad si contabiliza algunos síntomas muy específicos, por ejemplo: fiebres intensas, sudoración excesiva, dolor de articulaciones, punzadas en espalda, mareos, debilidad general y temblores en algunos casos generales.

No obstante, el cuadro sintomático de una persona que ya tiene esa bacteria puede complicarse en inflamaciones del endiocardio (pared interna del corazón), daños en el sistema nervioso central y hasta pérdida de la capacidad de orinar de forma adecuada, si no se da un tratamiento médico adecuado puede llevar a la muerte en cuestión de días.

Precisamente la naturaleza de la bacteria permite en algunos casos resistir los medicamentos y acciones médicas, logrando reaparecer en lapsos de tres a cuatro meses, a ese fenómeno se le llama “producción de recidivas”, aunque puede controlarse y hasta eliminarse con atención médica oportuna y estricta.

Siempre y cuando no existan daños graves al sistema nervioso, al corazón o a otros órganos, el paciente que haya sufrido alguna brucelosis puede rehacer su vida de forma regular, aunque tomado en cuenta el antecedente de los riesgos de los alimentos de origen animal y las formas de contagio en general.

“Actualmente tenemos una cobertura médica adecuada en Coahuila, especialmente en la Comarca Lagunera ponemos mucha atención por el tema de la actividad lechera y caprina… en todo 2015 y lo que va de 2016 no hemos detectado muertes derivadas directamente de la brucelosis, eso tiene que ver con la mejora en la vigilancia zoosanitaria, pero también con la oportuna atención que se brinda en casos sospechosos”, indica César del Bosque, jefe de la Jurisdicción Sanitaria número seis en Torreón.

El médico detalla que, al menos en la región, todos los centros de salud, hospitales y clínicas se encuentran equipadas y preparadas de forma adecuada para hacer frente a los casos de brucelosis en seres humanos, además de que el personal médico tiene procedimientos claros sobre detección y tratamiento de tal padecimiento.

EN MÉXICO, UNA LUCHA CONSTANTE

Hasta antes de la segunda mitad del siglo XX, los casos de brucelosis y otras enfermedades derivadas del consumo de alimentos contaminados en México eran considerablemente altos, tanto así que era complicado establecer estadísticas sobre casos de mortalidad e incidencia en ciertas regiones del país.

Con la formalización del sistema público de salud se comenzaron a dar las primeras batallas contra ese tipo de padecimientos, se coordinaron esfuerzos con otras instituciones de gobierno y se lograron bajar eventualmente los casos de ese y otros males. También ayudó en menor medida el crecimiento de la población urbana y el establecimiento de normas sanitarias, algunas de las cuales se mantienen en la actualidad.

Sin embargo la batalla aún no ha terminado, según datos de la Secretaría de Salud, por año se registran de 4 mil a 6 mil casos de brucelosis en seres humanos, entre los estados del país que más atienden pacientes con tal afectación se encuentran Sonora, Coahuila, Guanajuato, Zacatecas y Nuevo León. La mayor parte de los pacientes provienen de zonas ejidales, pertenecen a poblaciones con establos cercanos, o se ubican en zonas donde existe un contacto cercano con animales de granja.

A nivel nacional se han marcado tendencias claras en los últimos 20 años, se sabe que los grupos poblacionales que cuentan con una mayor incidencia de tal padecimiento son amas de casa, estudiantes y campesinos, en edades que van de los 15 hasta los 45 años, es decir, en plena etapa de productividad laboral.

Las pérdidas económicas desde la perspectiva del sector salud son difíciles de establecer, pues varían cada año de acuerdo a las complicaciones del número de pacientes tratados, aunque en el sector ganadero y de producción de alimentos son cosa importante.

Según datos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), se estima que cada año las pérdidas en ganado por causa de la brucelosis rondan los 200 millones de pesos, los propietarios de ganado bovino tienen mermas mayores debido a que la brucelosis tienda a provocar abortos, lo que duplica las víctimas cuando se detectan brotes.

Actualmente existen diversas normas oficiales en el país para establecer procedimientos de atención, detección y solución a los problemas de brucelosis en animales y en los seres humanos, destaca la Norma Oficial Mexicana para la Vigilancia Epidemiológica, misma que establece notificaciones obligatorias a las autoridades y protocolos de actuación en caso de algún hallazgo patológico.

Se clasificará como “caso sospechoso” a toda persona que manifieste tres o más síntomas correspondientes a la brocelosis, para pasar al plano de “caso probable” se deberá de tener una prueba confirmada en una prueba de laboratorio, específicamente la del llamado “antígeno Rosa de Bengala”. Cuando se habla de un “caso confirmado” es cuando se tienen pruebas positivas de aglutinación estándar en laboratorio, además de hemocultivos correspondientes.

El tratamiento contra las ‘brucellas’ será designado por el especialista de acuerdo al caso y su severidad, para ello se cuenta con diversos esquemas compuestos por medicamentos específicos: el primer esquema podrá combinar tetraciclina y estreptomicina, el segundo será a base de rifampicina, trimetroprim y sulfametoxasol, el último esquema será de doxiciclina.

Durante el periodo del tratamiento indicado se ordena la suspensión de los alimentos a base de lácteos, carnes de cualquier clase y otros productos que puedan generar reacciones alérgicas o alteraciones considerables en el organismo. La supervisión de parte del personal de la clínica o del hospital deberá de ser intensa para evitar contagios.

¿Cómo evitarla?

La Secretaría de Salud ha emitido diversas recomendaciones a la población para mantener a raya los casos de brucelosis, tales medidas son aplicables a las poblaciones de las zonas urbanas y ejidales de igual forma.

Bajo ninguna circunstancia se deben de consumir productos sin pasteurizar, se debe de verificar en todo momento que la carne que se adquiera sea de un negocio con las certificaciones oficiales.

Se debe de evitar el contacto con personas que muestren síntomas de la brucelosis, en caso de tener cercanía existe la posibilidad de ser contagiado.

Si se trabaja en zonas ejidales, granjas o en áreas de ganado, se deben de procurar rutinas de limpieza antes, durante y después de cada comida, además de antes y después de tener contacto con los animales.

En caso de estar cerca de los desechos de los animales se debe de procurar utilizar mascarilla protectora, lentes y guantes, o procurar un aseo constante después de la exposición.

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