Inadmisible. Desde ningún punto de vista pueden justificarse los reclamos exacerbados del propietario del Veracruz, Fidel Kuri Grajales, al doctor Edgardo Codesal, cuando el partido entre el tiburón y el León estaba por finalizar. Se habla incluso de una agresión aunque esto deberá ser objeto de una ardua investigación. ¡El alcohol y la pasión nunca han sido buena mezcla, mi estimado Fidel!
Ahora resulta que el imprudente fue el galeno por sentarse cerca del palco de los dirigentes locales. ¡Si no iba de aficionado sino como visor oficial! Además, no se le trató con el respeto y la cordialidad con que se debe honrar a un visitante y de eso, los jarochos saben mucho.
Los del puerto, en voz del señor Kuri, han sido reiteradamente perjudicados por el arbitraje, al grado de solicitar una reunión con los encargados del área técnica que, según su dicho, jamás se concretó. ¡Caray!, los escualos han sumado en dos temporadas una muy buena cosecha de puntos y se han metido a dos liguillas. No le hallo al tema de la persecución por parte de los de negro. Ha habido errores señalados, claro, como con cualquier otro de los participantes pero de ahí a que se diga que hay una cacería media un océano de distancia.
Tampoco abonan al buen clima en el puerto los dichos de Carlos Reinoso en el sentido de que Edgardo tiene algo personal en contra de él. En este partido específicamente, el León les ganó con todas las de la ley, partiendo de yerros lamentables del arquero Sergio "matute" García en el segundo tanto de la fiera así como de Leobardo López, quien voló su disparo a escasos metros del arco cuando se cantaba el empate a 2.
El clima de linchamiento en contra de los árbitros ha escalado de manera alarmante. Si las autoridades federativas no ponen un remedio ejemplar, esto seguirá subiendo hasta que alguien salga muy mal librado y será seguramente un nazareno o alguien del cuerpo técnico arbitral. Por ello, tendrá que sancionarse con rigor a la directiva veracruzana.
Cierto es que Kuri reconoce en una entrevista posterior, (porque las declaraciones después del partido resultaron lamentables), que se equivocó pero sigue desviando la atención al decir que lo hace por defender a su equipo. Ese tono patriotero le queda más a su papel de diputado federal que al de dueño de equipo. No es así como se sienten los colores, por lo menos, entre la gente civilizada.
Un amigo de mi padre, abogado él, contaba escandalizado lo que había escuchado en su paso por las "islas" de Ciudad Universitaria cuando se dirigía a impartir su cátedra en la Facultad de Derecho. Se trataba de un concierto de música pesada y las letras de las canciones eran bastante subidas de tono. "Acabo de oír, señor licenciado, una serie de procacidades que denotan la más ínfima de las calidades humanas". Aplica perfectamente para el palco oficial del Veracruz.
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