El futbol mexicano es un monopolio. Su brazo ejecutor es la federación que permite que los dueños de los equipos de la primera división, sean quienes dicten las normas que rige todas las manifestaciones del deporte más practicado en el mundo.
Además, es el único monopolio donde los socios pierden dinero y donde los empleados mandan a los dueños. ¡Para Ripley!
De esa manera, todo el balompié que se desee jugar en forma seria y competitiva, tiene que pasar por los acuerdos cupulares que los señores del dinero lleguen a tomar, habida cuenta que la duración de los mismos, es tan variable como la próxima junta, donde sin ningún problema vuelven a legislar.
Por supuesto que cuando no hay ley que los frene ni norma que los amarre, se puede caer sin broncas en la arbitrariedad y en el abuso. La mejor prueba de ello es el famoso "pacto de caballeros", mediante el cual se puede anular el reglamento mundial que rige las transferencias, dejando libre al jugador que termina contrato con su club. En México, el atleta que se atreve a ampararse en esa regla, no es contratado con club alguno en nuestro país.
Otra obra maestra de la impunidad es el invento del cociente para determinar al equipo que desciende, luego de dos torneos cortos, a la división de ascenso. La división entre los juegos jugados y los puntos obtenidos dan ese número y está comprobado que para bajar al averno hay que juntar seis malos campeonatos. Es decir, se deben hacer perfectamente mal las cosas tres largos años para perder la categoría.
Con ello se busca proteger a los equipos grandes, pero la cosa no para ahí. El cuadro que asciende no goza de ningún privilegio pues se le mide con la misma vara. Usted me puede decir, pues qué bien ¿no?, lo que pasa es que no le dan tiempo de armarse y entra en una tremenda desventaja a una liga para la que, normalmente, no está preparado.
Para mí, lo justo es que le dieran un año de gracia y hasta el segundo estuviera en la posibilidad de volver por donde vino pero insisto, eso no les conviene a los barones de la lana.
Hoy el que sufre es Dorados que parece, luego de no sumar ningún punto, condenado a irse de la máxima categoría. Por supuesto que se han cometido errores pero el sistema está diseñado para que el chico sea eternamente pequeño.
Ha habido excepciones como León y Xolos pero los demás, desaparecen luego de una corta estancia en el escenario.
Si no existiera el cuadro sinaloense y el torneo acabara hoy, el Guadalajara estaría descendido luego de su derrota ante el León jugando como local.
Los números de Matías Almeyda al frente del rebaño son más pobres que los de su antecesor, el "chepo" José Manuel de la Torre, el equipo no anota, se defiende mal y tiene lesionados y suspendidos cada semana. Pero no se preocupen, hasta el final los defenderá… El monopolio.
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