Decía uno de los decanos de la crónica deportiva en nuestro país, el maestro Fernando Marcos: "Mal empieza la semana al que ahorcan en lunes" y jamás tuvo mejor aplicación el adagio que para Rafael Benítez, director técnico del Real Madrid, quien ha quedado fuera de la institución merengue.
Mire usted que esos tíos no se andan con bromas, puesto que los números del entrenador español no son para nada malos pero pareciera que en la "casa blanca", perder tres juegos de liga se asemeja a una catástrofe.
Benítez es un ganador nato. Se proclamó un par de veces campeón de España dirigiendo a un más bien modesto equipo de Valencia. Siendo el máximo ganador en la historia del cuadro naranjero, paradójicamente fue ahí donde se selló su destino y el cese fulminante como principal director del banquillo blanco, tras empatar a dos goles apenas el domingo pasado.
Rafael también dirigió a equipos tan importantes como el Liverpool, al que llevó a ganar la "champions"; al Inter de Milán; regresó a Inglaterra para guiar al Chelsea y volvió a Italia esta vez firmando con el Nápoles.
Deja al Madrid en tercera posición en la liga y si bien quedó fuera de la copa del rey, esto fue por un asunto meramente administrativo. Por otro lado, sigue con vida en la "champions" por lo que reitero, llama la atención la poca paciencia de la dirigencia madridista o quizá ya el vestuario estaba "roto", como se suele decir cuando el técnico y los cabecillas del equipo han dejado de tener química.
Llega al timón de este millonario plantel un hombre de plena raigambre e identificación con los colores pero con nula experiencia dirigiendo en la máxima categoría. Quizá piensen que la arrolladora personalidad de Zinedine Zidane sea un revulsivo, sobre todo en lo que hace a la relación con esos súper estrellas.
Tuve el honor de dirigir al equipo de Francia en el mundial de 1998. En el partido jugado en el estadio de Saint Dennis ante Arabia Saudita, decreté la expulsión de "Zizou", en ese momento, el máximo astro galo, lo que me valió por igual críticas que elogios. En la copa del mundo de Sudáfrica compartí con él estudio y micrófonos en el programa "La Jugada del mundial" por Televisa Deportes y pude percatarme que se trata de un hombre de muy, pero muy pocas palabras.
Ignoro si ese perfil parco, taciturno y serio, aunado a su inexperiencia, sea la mejor solución para una crisis que, en apariencia, no existía por lo menos, desde el punto de vista numérico.
Lo que es indudable es que, en este tipo de planteles tan ricos en dinero y nombres de jugadores, a los que hay que convencer son a los del banquillo. El que está en el once titular no pide nunca explicaciones. Ojalá que ZZ tenga la capacidad de dejar contentos a todos, incluyendo a su presidente.
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