A punto de terminar el torneo regular y con el equipo ya clasificado es bueno hacer un reconocimiento al señor Luis Zubeldía, en términos de números y resultados para evitar susceptibilidades. Lo bueno de los números es que no aceptan interpretaciones son tal cual, fríos como dicen los cursis, aunque para este deporte de locos hasta los números son discutibles. Por ejemplo: si dices, "Oye, pues muy bien lo de Zubeldía ¿no?, ha ganado cinco partidos en casa cuando no se ganó ninguno el torneo pasado" y viene la respuesta del escéptico crónico: "si, de acuerdo, pero analiza cada una de ellas, en tal jornada le regalaron un penal, en la otra el árbitro fue muy rigoroso con el rival y si no fuera por Marchesín, etcétera" No hay manera de convencerlos, el vaso, aunque este medio vacío o medio lleno, ellos lo ven vacío completamente.
Se supone que los números son indiscutibles, pero al parecer en futbol no, todo merece interpretación y claro discusión, y si por ahí de plano el técnico en turno te cae gordo, no le vas a dar mérito alguno. Antes de jugar en Morelia, Santos Laguna ya tiene diez puntos más que el torneo pasado, en este momento su diferencia es de más cuatro, el torneo pasado terminó con un negativo menos tres, en el Apertura terminó en el puesto quince y actualmente aspira incluso al segundo lugar, es decir, doce escalones remontados, claro una mala combinación de resultados lo pueden bajar al quinto. En torneos pasados incluso el del último campeonato se llegaba a la última jornada con la incertidumbre de calificar o no, con el ábaco en la mano se hacían operaciones y combinaciones, en este Clausura Zubeldía aseguró la fiesta dos jornadas antes de que concluyera.
No se juega ni cercano a lo espectacular, se es ahorrativo con los goles, lo bueno es que es igual a favor o en contra, en tres partidos se han anotado tres goles, en cuatro un par, en seis sólo uno y en tres se ha quedado en cero. Es la forma en que juega Zubeldía, cada vez son menos las llegadas claras de gol, pero se es más efectivo. La defensa y los contenciones lucen una estupenda forma física que les permite apretar y asistir a las marcas, cuando son rebasados siempre queda un último y formidable obstáculo llamado Agustín Marchesín.
Algo tuvo Caixinha en sus mejores momentos con Santos y algo tiene actualmente Zubeldía para competir de igual a igual contra algunos equipos plagados de estrellas en todas las posiciones. Apoyados por la gran labor de inteligencia y logística que tiene el club los entrenadores ya referidos han sabido sacar lo mejor de cada quien sin contar con luminarias en el plantel. Santos tiene rato que sus únicos estrellas, sus únicos reconocidos cracks son su volante de contención Molina y su arquero Marchesín, posiciones que por más que se jueguen muy bien no tienen los reflectores de un centro delantero o un creativo, aun así y dejando siempre la idea de que al siguiente juego las cosas no les saldrán bien, los laguneros siguen avanzando y al parecer a los únicos que les importa convencer es a ellos mismos.
En estos momentos hablar de una potencial sexta estrella suena irreal, con Rayados y Águilas como grandes favoritos para jugar la final, pero la lección esta fresca en la memoria de todos en La Liga, el 31 de este mes se cumplirá un año de la conquista de la quinta estrella, con un andar y un modo de juego muy similar al ahora exhibido. Un ejemplo de lo increíble que fue la liguilla aquella, mi buen amigo Manolo Ibarrola veía el partido de semifinales del Clausura 2015 a un lado de un servidor, el partido en Guadalajara entre Chivas y Santos y no daba crédito, no dejaba de repetir "no es real", "no es real", los Guerreros daban una repasada con clase y autoridad a las Chivas que venían de golear al Atlas en cuartos y yo lo entendía ¿de donde sacaba de repente ese futbol el equipo de Caixinha? Por eso y después de esa demostración de hombría y no darse por vencido nunca, no debemos descartar a los laguneros, los alcances de estos futbolistas siempre serán un enigma para sus rivales. Los otros involucrados en la Liguilla no quieren comprobar hasta dónde puede llegar el límite de los muchachos de Zubeldía.
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