El primer partido en el Corona estrenando su nuevo y inofensivo mote fue una enorme decepción, al parecer imbuidos por el espíritu de "no agresión" los delanteros santistas no osaron "lastimar" los sentimientos de Rodolfo Cota, quien sólo al final fue amenazado por un fogonazo de Andrés Rentería, quien se había habilitado, asimismo, enganchando la pelota, sólo que el trallazo fue directo a Cota que rechazó con las palmas.
Es tal la falta de agresividad y punch de los delanteros nominales santistas, hablamos de: Bravo, Rentería, Mendoza, Dávila, Djanniny (crónicamente lesionado) y en menor medida por su escasa actividad, Cisneros y Orozco, que ninguno de ellos ha anotado desde la jornada trece cuando vencieron al Veracruz en la "Casa….uups , perdón, "En el Templo del Desierto" dos a cero con anotaciones de Djanniny y Bravo, el gol de la "Rata" cayó al minuto 57, es decir, desde ahí se han sumado 393 minutos consecutivos sin que un delantero lagunero haya marcado, volantes ofensivos (Rabello y Calderón), contenciones (Molina y Pulpo) y un central (Izquierdoz) han sido los autores de los últimos cinco goles santistas.
Ahora el penal polémico fue en contra y fue definitivo, de paso rompió una increíble cadena de minutos sin gol de las Chivas ante el Santos de 591 minutos, el reflejo de Izquierdoz fue lógico, obvio los brazos fueron al balón de lo contrario el central argentino se hubiera llevado un terrible "retrato", pero es lo mismo de aquella reacción de Cejas en la ultima jugada en Puebla que significó la eliminación a la Liguilla. Sólo a Rafa Figueroa le he visto ofrecer su físico antes de cometer una mano, pero de ese tipo de gladiadores ya no hay.
Santos ya no se mueve del séptimo sitio, y pensar que se soñó con el segundo, pero dos derrotas seguidas pasan la dolorosa factura. El rival de la Liguilla saldrá de entre estos tres: América, Pachuca o León, algunos aficionados me comentaron que preferían al Real Madrid que al León, la paternidad de los esmeraldas sobre los laguneros es tal que la afición le ve posibilidades contra cualquiera menos contra los de la tierra donde la vida y el Santos no vale nada.
Pero volviendo a lo del viernes, una lástima que un escenario tan hermoso, se le apode como se le apode, haya sido desperdiciado por dos equipos que prometían un espectáculo digno de la respuesta de sus aficiones y protagonizaron un bodrio impresentable en cualquier cancha o división del mundo, seis amarillas y una roja, 31 faltas, un árbitro llamado Érick Miranda, un perfecto inepto, incapaz de meter orden en un partido constantemente interrumpido, si de por si los 22 batallaban para hilvanar algún pase medianamente decente, cuando lo intentaban venía el llegue al tobillo, la zancadilla, el golpe al pie de apoyo y todo ante la mirada bovina del juez. Lo mejor para todos es cuando al minuto treinta de esa tortura vino la pausa para hidratación, varios en la tribuna se echaron un "Hidalgo" para ver si así, aturdidos, podían seguir soportando sin salirse del Templo o Teatro o Casa o Catedral, cualquier mote que aluda a grandiosidad y belleza bienvenido, que ya la banda siempre sabía, sabrá cómo seguirle nombrando sin importarle que los letreros cambien, mientras no cambie el amor y pasión a tu equipo.
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